Trabajadores municipales y empresas especializadas se encargan a diario de la restauración de paredes y todo tipo de superficies que han sufrido algún tipo de pintadas vandálicas. Una responsabilidad que el Ajuntament de Palma tiene repartida entre EMAYA y el área de infraestructuras, aunque el resto de departamentos también actúan sobre esta problemática.
Las labores de limpieza no son sencillas y suponen una elevada inversión económica. Así, frente al coste de apenas unos euros en grafitis o rotuladores, el consistorio tiene que contar en plantilla con operarios que se encargan de eliminar estos actos incívicos. Para ello están dotados con una furgoneta y todo el material necesario para devolver las paredes a su estado original. Si bien, este proceso deja marcas, algo similar a lo que supone la retirada de un tatuaje, según ha trasladado el jefe de servicio de limpieza de EMAYA, Gabriel Massanet, en el programa Más de Uno Mallorca de Onda Cero.
La empresa pública cuenta con un equipo de tres personas destinado únicamente a eliminar las pintadas de toda la ciudad. Su labor se desarrolla de lunes a sábado y les permite realizar una media de siete intervenciones cada día.
Las técnicas que se utilizan para la retirada de los grafitis pasan por un lavado de la superficie utilizando agua a presión, la aplicación de decapantes químicos o, en los casos que es posible, su retirada tapándolos con pintura.