Dos agentes de la Patrulla Verde de la Policía Local de Palma, que han declarado como testigos en el juicio por el caso Cursach, han asegurado, este lunes, que el fiscal Miguel Ángel Subirán les guiaba en sus declaraciones que realizaron en fase de instrucción bajo la amenaza de prisión. "Tenía terror a acabar en prisión", justifica un policía local.
"Nos tenía atemorizado. Tenía miedo a acabar como mis compañeros, tenía terror a acabar en prisión", ha relatado uno de los policías locales, mientras que el segundo en hablar ante el Tribunal del juicio ha indicado que "todos los juicios de valor fueron guiados por el fiscal": "Me dijeron que si reconocía diez puntos, podría salir de prisión".
En el transcurso de la intervención del primer agente de la Patrulla Verde ha puntualizado que su declaración se hizo "en un momento complicado". "Fue más que nada una negociación con Subirán y él reconducía lo que creía que era oportuno. Ahora que he leído mi declaración, hay cosas que no entiendo pero continuamente me decía ' vamos a darle forma a esto", ha explicado.
Sobre el reparto que Gabriel Torres, ex jefe de la Patrulla Verde acusado en el juicio, hacía del trabajo, el testigo ha subrayado que lo hacía "de un modo justificado" y ha negado "cualquier irregularidad" en su labor. Además, ha rechazado que se avisara a los dueños de locales de ocio nocturno de ninguna inspección.
A preguntas de abogados de la defensa, este policía local ha asegurado que Francisco Fernández Cortés, 'El Ico', propietario de un local que acumulaba "muchas denuncias de vecinos por tema de ruido", se enfadó cuando fue precintado. "Dijo muchas cosas como que le habían estafado porque pensaba que estaba insonorizado y se sentía engañado", ha añadido. A continuación, otro agente de la Patrulla Verde de la Policía Local, que estuvo varios meses en prisión como investigado en esta causa, ha asegurado que en su declaración en fase de instrucción judicial se sentía "como un despojo".
Con una voz entrecortada por la emoción de recordar la detención en presencia de sus hijas, ha afirmado que lo mandaron a prisión "sin saber qué había pasado, qué había hecho o de qué se me acusaba". Además, ha aseverado que "nunca" ha consumido cocaína ante una pregunta de la acusación sobre su supuesto consumo.
Además de negar "abusos" por parte de los agentes del GAP y alguna "actuación desproporcionada", el testigo ha defendido el precinto de la pista de baile de un local, "que no tenía licencia de discoteca sino de concierto". "A este local no se le tenía una inquina, este señor era multiinfractor", ha destacado.
De las supuestas cenas en las que Bartolomé Cursach invitaba a mandos policiales, el testigo ha afirmado que un oficial de la Policía Local se lo comentó. Así mismo, aunque ha negado saber la razón, sí ha confirmado que cuando se dirigían a Playa de Palma debían avisar a los jefes. "Ignoro totalmente el motivo".
Antes de estos dos oficiales, han declarado en el juicio de este lunes un empresario propietario de un lavadero en el polígono Son Rossinyol, que ha reconocido su enemistad tanto con el empresario Bartolomé Cursach y el director general del Grupo Cursach, Bartolomé Sbert, y el presidente de la Asociación de Comerciantes y Empresas de Servicios Turísticos de Mallorca (Acotur), José Tirado, que ha negado que el Grupo Cursach tuviese trato de favor. Este martes, a las 09.45 horas, continuará el juicio en la Audiencia Provincial de Baleares.