Un empresario propietario de una discoteca del Paseo Marítimo de Palma, que ha declarado este lunes como testigo en el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Baleares por el caso Cursach, ha asegurado que recibió amenazas del director general del Grupo Cursach, Bartolomé Sbert. "Me ha arruinado la vida".
En concreto, ha relatado un episodio que ha situado en 2007, cuando él ya no trabajaba con el Grupo Cursach, sino en una discoteca en el Paseo Marítimo, que era competencia directa. "Empecé a traer turistas y autocares. Me llamó Sbert para decirme que dejara de hacerlo. Le dije que no y me amenazó, yo también lo hice", ha asegurado, para después añadir que a partir ahí tenía "visitas continuas, casi diarias" de policías.
Se da la situación que este testigo trabajó desde 1999 a 2007 con el Grupo Cursach. Según su relato, cuando le salió una oferta para irse como propietario a medias en una discoteca de Palma, Sbert, que entonces era su jefe, le dejó ir "de una manera amistosa". Sin embargo, ha continuado, después venían los policías "por cualquier tontería".
En detalle, se ha referido al agente Miguel Estarellas, inicialmente acusado por la Fiscalía pero ya fallecido. El testigo ha subrayado que Sbert mandaba "todos los días" a Estarellas: "Me decía que lo llamaba cada día, que éramos como un matrimonio malavenido y venían muchos policías con excusas porque no llegaban levantar el acta. Era una persecución".
En sus palabras, las inspecciones a su local y las sanciones era una "cosa de dominio público". Sobre todo, ha indicado que estaban dirigidas a los tiqueteros y relaciones públicas: "Le importaban los míos porque si había en la puerta de Tito's no se acercaban".
En las declaraciones que ha realizado ante Guardia Civil, Policía Nacional y el juzgado de instrucción número 12, el testigo ha asegurado que "siempre" lo llamaban. "Me dijeron que había mucha documentación con mi nombre en el cuartel de San Fernando y me tomaron declaración a puerta cerrada", ha señalado.
El empresario ha indicado que las inspecciones a su local del Paseo Marítimo de Palma eran por el aforo, la terraza o por el ruido, entre otros motivos. A pesar de que en algunas no se levantaba acta, ha subrayado que la presencia policial "perjudicaba la imagen" a la vez que ha expresado que cuando trabajaba para el Grupo Cursach, Estarellas lo avisaba de si iba a hacer alguna inspección.
Incluso ha afirmado que en esos años de trabajo en Pachá sabía si estaban los policías "buenos o malos". "Si eran los buenos ya sabía que podía subir la música más esa noche", ha asegurado el empresario, quien ha señalado que Sbert lo avisaba: "Es muy cómodo trabajar así".
En este sentido, ha confirmado que sabía "muy bien los pasos" del Grupo Cursach "para acabar con el enemigo": "Un día fuimos Sbert, Lladó y yo a la Policía Nacional por un problema con La Demence y el policía le dijo a Sbert que no a todas las discotecas que sean competencia le vamos a hacer una redada".
Sin embargo, ha continuado, en ese encuentro negociaron que harían una redada a La Demence y otra al Grupo Cursach, pero en diferentes horarios. "Lo mismo me pasó a mí con mi local, primero fue al Grupo Cursach y después a mi local, como habían hablado con el policía", ha expresado. Incluso ha relatado que Sbert iba con los policías señalando los tiqueteros de la competencia. "Era el enemigo, se convirtió en una obsesión con mi persona y le dijo a un amigo que hasta que yo no viviese bajo un puente, no iba a parar", ha subrayado.
En sus palabras, el director general del Grupo Cursach estaba obsesionado con él, incluso cuando se marchó a otra discoteca a Magaluf ha asegurado que siguieron los hostigamientos. El testigo, igualmente, ha comentado que una persona que denunció su discoteca confesó que cobraba 3.000 euros del Grupo Cursach por cada multa.
Además de reconocer haber visto alguna sesión anterior del juicio, "sobre todo la de Tirado porque me interesaba", y sentirse molesto por la presencia de su nombre en el auto de prisión de Sbert, ha afirmado que "este tema" se podría haber arreglado "con una charla". A pesar de ello, ha negado haber pedido dinero a cambio de retirar las acusaciones. Cabe recordar que el testigo reclama una indemnización de 950.000 euros ya que, en sus palabras, "Sbert tiene mucho que ver en que yo no pueda trabajar en ningún negocio".
Antes de este testimonio, otro empresario del Paseo Marítimo de Palma ha indicado que su discoteca Level fue denunciada como otro local. Cabe aclarar que este testigo fue copropietario de Level hasta 2007, momento en el que vende su parte a su socio y entra en la administración el testigo anterior. En su declaración, ha confirmado que una vez que él se retira de la propiedad del Level comienzan las denuncias, según le contaron sus ex socios. Pese a esto, ha afirmado que no le consta que los locales de Cursach fuesen avisados previamente por la Policía Local ni que hubiese hostigamiento.
Durante su declaración ha explicado que el local, una vez que vuelve a gestionarlo, tenía una denuncia que le había interpuesto el presidente de Acotur, José Tirado. "No entendía por qué una asociación de Magaluf, me tenía que denunciar. Fui a hablar con Tirado y me dijo que hablase con Sbert, que retirarían la denuncia", ha dicho.
Tras encontrarse con el empresario Bartolomé Cursach en su gimnasio, el hombre se acercó a hablar con él para exponerle el problema. Estando los dos allí, se acercó Sbert, ha relatado el testigo, quien fue emplazado a que cenaran los dos juntos para arreglar el tema. "Fuimos a cenar, pero la denuncia no la retiraron jamás", ha sentenciado. El juicio continuará este martes, a las 09.45 horas, en la Audiencia Provincial de Baleares.