El Govern balear y representantes de las navieras han firmado públicamente este jueves el acuerdo que convierte Palma en el primer destino de España, y el segundo de Europa, que limita la llegada de cruceros a su puerto.
El texto establece que la capital balear sólo podrá recibir un total de tres cruceros al día, y únicamente uno de ellos podrá tener una capacidad superior a los 5.000 pasajeros. Además, supondrá que el puerto de Palma reciba un 14,5 por ciento menos de escalas que en 2019.
Al acto, en el Palacio de Congresos de Palma, han asistido la presidenta del Govern, Francina Armengol; el secretario de Estado de Turismo, Fernando Valdés; el conseller de Modelo Económico, Turismo y Trabajo, Iago Negueruela, y la directora general de Turismo, Rosana Morillo.
Por parte del sector de los cruceros han asistido la directora general de CLIA Europa, Caroline Laurent, y el director de CLIA España, Alfredo Serrano, entre otros.
UN TURISMO "DE PRESENTE Y DE FUTURO"
Tras firmar el documento con representantes del sector, la presidenta Armengol ha destacado que este acuerdo garantiza "el turismo de presente y de futuro". "La clave está en el equilibrio y, para que siga siendo importante la presencia de cruceros en estas islas, es necesario garantizar la calidad antes de cantidad", ha indicado.
Ha resaltado que este texto de "entendimiento", que permitirá "equilibrar" la llegada de cruceristas, lleva detrás "muchos años de trabajo" entre la parte pública y la privada. "Baleares es siempre pionera en turismo", ha subrayado, admitiendo que muchas de las medidas que proponen desde el Govern en este sentido "son controvertidas", pero "si uno no arriesga, nunca consigue los objetivos que se plantea como sociedad".
Por su parte, la directora general de CLIA Europa, Caroline Laurent, ha celebrado que el Govern y el sector de los cruceros alcancen esta "visión común para un turismo responsable", destacando que este acuerdo lleva detrás "dos años de trabajo intenso". "Palma es una ciudad que ofrece muchas cosas a los visitantes", por lo que ha destacado la necesidad de preservarla tanto para turistas como para residentes.
Laurent ha remarcado el compromiso de "construir un futuro mejor con las comunidades locales" por parte de la industria de los cruceros, un sector que genera 500 millones de euros al año y da empleo a 4.000 personas en las Islas.
El secretario de Estado de Turismo, Fernando Valdés, ha considerado que "hablar de turismo es hablar de Baleares y hablar de recuperación del turismo es hablar también de esta región". Ha remarcado que "el verano apunta realmente bien" en el archipiélago, que es "la comunidad con mejores perspectivas de recuperación de toda España".
Ha definido el acuerdo como "histórico", que servirá para hacer una gestión "inteligente y sostenible" de los cruceros que llegan a la capital balear. En este punto, ha señalado que este pacto servirá para que la industria continúe generando beneficios económicos a la ciudad sin que esto "sature" los servicios, es decir, garantizar "la convivencia del turismo con su entorno".
CLAVES DEL ACUERDO
Este pacto llega tras dos años de negociaciones y contactos entre navieras y el Govern. Concretamente, se materializó el pasado mes de diciembre en Hamburgo, tras un encuentro entre el conseller Negueruela y los máximos responsables de CLIA, Costa Cruceros, MSC Cruceros, TUI Cruises, Royal Caribbean y Marella Cruises.
Se trata de un acuerdo para los próximos cinco años y que establece una serie de días de excepcionados este 2022, que serán menos de 20. Únicamente durante esas jornadas podrán atracar un máximo de cuatro buques en el puerto de Palma. Además, en 2023 ya no habrá días excepcionados, por lo que no se podrá exceder el número máximo de cruceros por día pactados.
Al mismo tiempo, no se podrán superar los 8.500 cruceristas diarios en cómputo semanal en la capital balear, por lo que las llegadas deberán ser siempre inferiores a esta cantidad.
Cabe recordar que este límite a la llegada de cruceros, que tiene una duración de cinco años, era uno de los compromisos fijados en los 'Acuerdos de Bellver', firmados en 2019.