El exdirector de la Oficina de Prevención y Lucha contra la Corrupción de Baleares, Jaume Far, ha asegurado rotundamente que su salida del ente ha estado motivada por motivos estrictamente personales y ha negado presiones. "No he recibido ninguna presión, nunca y si las hubiera recibido, habría hecho algo", ha aseverado.
Far ha comparecido este miércoles en la Comisión de Asuntos Institucionales y Generales del Parlament, donde ha hecho balance de su gestión en los últimos cuatro años al frente de la Oficina.
Los grupos de la oposición han hecho hincapié especialmente en la cuestión de las presiones, algo que Far ha negado en repetidas ocasiones para insistir en las razones "estrictamente personales".
En todo caso, ha reconocido que una oficina de control "siempre es incómoda y tiene que ser así" aunque, ha insistido, nunca se le ha hecho partícipe de esta incomodidad.
Far se ha referido igualmente a la polémica del Hat Bar, en la que se vio envuelta la presidenta del Govern, Francina Armengol. En este caso, el exdirector de Anticorrupción ha apuntado que ante un "conflicto ético" es difícil intervenir. "Si es ético o no, como director no me puedo posicionar", ha afirmado.
En relación a la vacunación de altos cargos, ha señalado que se trata de una investigación que no está cerrada todavía. Far ha explicado que primero se pidió la lista de todos los vacunados, que tuvo que ser acotada más tarde a la lista de altos cargos, porque la Comunidad Autónoma entendió que "no era proporcional".
En este sentido, ha insistido en que se cambió la actuación por motivos técnicos y no por presiones, aún a riesgo de perder información sobre posible vacunación de personas cercanas a los altos cargos.
En sus intervenciones, los grupos de la oposición han insistido en la cuestión de las presiones asegurando que el propio Far así lo aseguró en declaraciones a los medios tras anunciar su dimisión.
En este sentido, en su tercera intervención, el exdirector de Anticorrupción ha explicado, sobre sus declaraciones en los medios, que no podía trasladas en la prensa su decisión, ya tomada, de dimitir, sin habérselo comunicado antes a la presidencia del Parlament, a quien correspondía hacer llegar esta decisión. "No hubiera sido ético por mi parte", ha apuntado.
Además, ha añadido que cuando habló de presiones, se refería al hecho de que la Sindicatura de Cuentas estuviera cuestionando su figura al frente de la Oficina, no al trabajo de la Oficina en sí mismo. Sobre este informe de la Sindicatura de Cuentas ha señalado que desconoce si derivó de una presión política.
Far también ha tenido que explicar las investigaciones en relación a las contrataciones de emergencias en el contexto de la pandemia, sobre las que la Oficina puso el foco, especialmente en los primeros meses de pandemia.
En este sentido, el exdirector ha admitido que al tratarse de un procedimiento que estaba previsto legalmente, "poco había que hacer" pero, ha apuntado, "había que ver si hubo empresas que pretendían aprovecharse de esta situación de bajada de guardia para introducir sobrecostes o productos de baja calidad".