El fundador de Nueva Rumasa, José María Ruiz-Mateos, se ha acogido a su derecho a no declarar por una presunta estafa de 13,9 millones de euros en la compraventa de un hotel de Mallorca, de manera que sólo ha permanecido cinco minutos en el despacho de la jueza de refuerzo del Juzgado de Instrucción número 3, María Pascual.
Así, el empresario jerezano ha entrado en el despacho de la magistrada a las 09.50 horas y, en ese momento, al ser preguntado por los periodistas por su estado, ha contestado que "me estoy muriendo por culpa de la jueza, más mala mujer".
Asimismo, a su llegada a los Juzgados esta mañana a las 08.00 horas, tras haber dormido una noche en los calabozos de la Jefatura Superior de Policía de Palma, ha asegurado "me estoy muriendo, me estoy muriendo".
El impulsor del 'holding' de la abeja debía comparecer el pasado jueves tras ser arrestado un día antes de la jornada en que estaba citado a declarar, si bien tras doce horas detenido fue finalmente puesto en libertad "por razones humanitarias" con el requerimiento de que se desplazase hasta la capital balear para ser interrogado. Sin embargo, el empresario finalmente decidió no viajar a Palma alegando que el arresto le había pasado factura.
Así las cosas, Ruiz-Mateos insistió este lunes en exigir la apertura inmediata de un "juicio histórico" que conllevase su ingreso en la cárcel para que "la Justicia aborde definitivamente lo sucedido" con Nueva Rumasa y el dinero que adeuda a sus acreedores.
Esa misma jornada, la jueza ordenó su detención por segunda vez, mientras el portavoz de la familia Ruiz-Mateos, Ignacio Fernández Candela, explicaba a los medios de comunicación que el empresario se encontraba "tranquilo" en su casa de Somosaguas (Pozuelo de Alarcón) esperando a la Policía.
Es más, este martes, tras ser finalmente detenido, el empresario ha responsabilizado "jurídicamente" a la magistrada y a la Policía de las "adversidades" que deriven de la demora de este traslado. "Se responsabiliza jurídicamente a la jueza y a la Policía de las adversidades derivadas de la demora, habida cuenta del antecedente de daños en su salud que Ruiz-Mateos tuvo que soportar en pasada fecha reciente", señaló el portavoz del empresario en un comunicado.
En el auto mediante el que se ordenaba por primera vez su privación de libertad, la jueza ya le apercibió de "no reírse de la Administración de Justicia" haciéndose valer de su avanzada edad y "presunto" mal estado de salud. Y es que de las varias veces en que ha sido emplazado a comparecer, tan sólo ha hecho acto de presencia en dos de ellas y lo hizo para acogerse a su derecho de no declarar.
"No es de recibo que se pretenda eludir una obligación legal amparándose en unos supuestos daños físicos y psicológicos que a día de hoy no han quedado demostrados", llegaba a incidir la jueza en el auto en el que ordenaba la búsqueda y detención del jerezano, después de que éste no compareciese la última vez que fue citado por ella alegando la fractura del cuarto dedo del pie derecho.
Todo ello en el marco de un procedimiento judicial cuya tramitación no quiere la magistrada que Ruiz-Mateos obstaculice "sin justificación para ello", y que fue iniciada a raíz de la querella presentada el pasado año por la sociedad Inversiones Grupo Miralles (IGM) como consecuencia de la presunta estafa en la compraventa del hotel Eurocalas. Posteriormente, la denuncia fue ampliada al atisbar indicios de que la mercantil que avaló la operación incurrió en un delito de alzamiento de bienes para evitar posibles embargos.