'La esquina'
✍ Por Román Pérez González
Hace dos meses la UD era el Valladolid. El partido contra el Celta, aquella ignominia, ayudó, junto al parón de selecciones, a tomar la decisión para darle margen al que viniera. Reconocer un error siempre es buen camino, no obcecarse porque algo no ha salido como estaba previsto y tratar de darle vuelo a la nueva propuesta, a la alternativa. Y esa segunda apuesta no ha podido salir mejor: 15 puntos de 22 son un saco inesperado cuando apareció Diego Martínez en escena. 5 victorias en 7 partidos. Una en Montjuic, otra en Mestalla y Vallecas. En casa otras dos ante Girona y Valladolid.
El vuelco ha sido simplemente impresionante. El sábado la UD no estuvo especialmente bien, pero le dio para ganar por dos zarpazos (uno de listo; otro de genio) de Sandro. Él también es una muestra de cómo en la ola buena todo parece distinto. Es bonito que llegue su redención, que sienta el peso y eso se refleje en goles, en ovaciones, en alegrías y no en maldecirse, en disparos errados.
Ahora, en la euforia, recuerdo la esquina. Cada semana todo se torcía, siempre pasaba algo, los laterales no parecían aptos, los centrocampistas superados, los delanteros, malísimos; hoy en día, al doblar la esquina del calendario, casi llegando a mitad del viaje, la perspectiva ha cambiado: la esquina solo es una esperanza, un deseo; pasas los días deseando que llegue la Real Sociedad, el Espanyol, la Copa porque sabes que desde lo alto de la espuma de la ola todos los sueños pueden ser alcanzados.