Optimismo a primera hora de la mañana en torno al incendio forestal originado ayer en Gran Canaria en el municipio de Tejeda. 70 operarios han seguido trabajando para controlar los flancos laterales que acaba de confirmar en Onda Cero, en Mas de Uno, Raúl García Brink, consejero de Medio Ambiente del Cabildo Insular, están controlado al 70% y 80%.
Las fuerzas hoy, sobre todo los medios aéreos, se van a concentar en el frente que se ha dividido durante la noche en pequeños focos más sencillos de atacar con los 8 heliópteros y el avión que descargan agua desde esta hora en la zona. En tierra se vuelven a desplegar más de 150 personas para tratar de dar por estabilizado todo el perímtero a lo largo de esta mañana entrando en un escenario en el que las condiciones meteorológicas acompañan las labores de extinción.
Hay optimismo en el Cabildo
El incendio sigue en su nivel más bajo y no ha avanzado durante la oche manteniendose por debajo de las 300 hectáreas. Hay poco más de 100 personas desalojadas por prevención ya que el fuego no afecta a zonas habitadas y se localiza en una zona de monte. Precisamente la zona ha ayudado durante la noche a que el fuego no avance de forma considerable. El fuego en los flancos está casi controlado y es el frente lo que se mantiene activo pero con poco recorrido. El Cabildo acaba de actualizar la información de la noche en su cuenta de twitter.
El fuego se inció a las 13:10 del martes
El incendio forestal declarado a las 13.10 horas de este martes en Cortijo de Huertas (Tejeda) más de 250 hectáreas de pinar y retamar en su avance por las cumbres, en dirección este, empujado por el viento de componente oeste en altura que soplaba, afortunadamente sin demasiada intensidad, durante la tarde.
Las llamas corrieron rápidamente y subieron al Pico de Las Nieves, el Pico de La Gorra, los Altos del Pozo y El Salado, se dividieron en varios focos por la acción de las pavesas y obligaron a desalojar a 80 niños en el campamento de Garañón, a 20 personas que ocupaban el campamento de Camaretas (San Mateo), algunas viviendas de Cuevas Blancas, junto a la presa de Valsequillo, y varias casas aisladas. Siempre fue por prevención y no por riesgo de que ardieran.
La baja humedad reinante, en torno al 20%, no favorecía el control del fuego, pero el hecho de que las temperaturas no fueran altas evitaba que las llamas corrieran más.