'Los Números'
✍ Por Román Pérez González
Si un equipo suma cinco puntos en dos tantas de 9 partidos, es decir, cinco puntos en 18 partidos es que muchas cosas se han hecho mal. Dicho de otra manera: la UD sumó tres puntos en nueve partidos con Carrión y desde enero a aquí, en otros nueve partidos con Diego Martínez, se ha sumado dos. Otra forma de decirlo, la última: en diciembre la UD se fue al parón con 20 puntos y a 9 de marzo la UD tiene 22. Una racha mala puede mandar al sumidero todo el esfuerzo de un año, pero dos rachas así hunden cualquier proyecto. Si la UD está viva es porque tuvo un arranque muy por encima de sus posibilidades, visto lo visto, y porque los otros han empezado a espabilar ahora y no antes y, por tanto, el equipo sigue con opciones aunque las sensaciones vayan por otro lado.
El foco tiene que iluminar a los arquitectos del proyecto: Luis Helguera y Miguel Ángel Ramírez, sobre todo. La elección de entrenadores y jugadores, la supuesta revolución que tenía que llegar este año tras la caída de brazos con el objetivo en la palma de la mano del año pasado no ha dado con la tecla.
El entrenador tiene su parte de culpa, por supuesto, es él quien toma las decisiones que todos vemos, pero la bolsa infinita de las excusas, creo, ha llegado a su fin; el equipo se la juega contra el Alavés el viernes y ahí, entiendo, tocará tomar decisiones: hay un parón por selecciones posterior y ahí se verá, pero es una final con todas las letras. Todas las excusas, por cierto se reducen a una: si todo el juego se reduce a que se ganan partidos y estos dejan de ganarse no hay nada, ni un argumento, al que agarrarse.
El problema, repito, está en los que eligen al que luego selecciona a los jugadores. Suya es la culpa de este año que está siendo fallido hasta ahora. Cinco puntos en 18 partidos, repito la barbaridad. El panorama es desolador, pero ya lo fue y se corrigió; toca volver a atarse los zapatos mientras el resto ya va corriendo a toda velocidad. Nos va el sueño en ello.