En la Antigüedad Clásica, por situarnos de otra manera, antes de Cristo, se empleaba un tópico que nos ha llegado hoy en día y que se ve de manera bastante común en todo tipo de escenarios: tatuajes, bolsos, películas, etc… el carpe diem viene a ser “aprovecha el momento”, es decir, disfruta de la vida, de las circunstancias de lo que te viene porque, aunque fastidie, este estado de euforia, esta cresta de la ola que ahora -y este ahora es generalizado, no tiene por qué ser justo justo ahora- se va a acabar. Puedes ser optimista y pensarlo cuando la ola va creciendo o pesimista y darle vueltas cuando estás en el punto álgido, pero lo que pasa es que es así.
Me vino a la cabeza al acabar el partido. Lo pensaba porque después de un golpe la UD de Pimienta siempre ha respondido de la misma manera: volviendo a la esencia, asentando lo que sabe, repitiendo la fórmula que le ha traído hasta aquí: hubo tramos en la primera parte de 80% de posesión, pero también, y esto es un debe todo el año, con escaso bagaje para los guantes de Sergio Herrera.
Se suma un puntito, sabroso para el objetivo, pero faltó una pizca de mordiente, de colmillo en los metros finales
No es un debe sólo de este partido, pero sí uno de los días en los que quedó más patente. Cierto es que Osasuna es un equipo trabajadísimo y que en la jornada 26 ya no existen las sorpresas: todo el mundo conoce las cartas del rival.
Posiblemente haya sido en El Sadar donde el equipo más a merced del rival ha estado en todo el curso (Bernabéu, Mendizorroza, El Sadar, Metropolitano) y en dos de ellos se sumó lo cual habla bien del espíritu competitivo de un equipo porque, por encima de todo eso, y no es una cuestión baladí, la UD es un equipo, un reloj, un mecanismo casi perfecto conducido al tope que se le puede exigir.
No estaba Perrone y da un paso adelante Loiodice, como siempre que se tira de él, Kirian no estaba tan suelto, precisamente por la ausencia del argentino y, sin embargo, llega al gol; debuta Campaña y cae como un guante en este ecosistema que nos encandila. La UD es ahora mismo una maquinaria engrasada que destierra de un plumazo el mal día de la semana pasada. Puede pasar. Una maquinaria que tolera un golazo como el de Unai García y en lugar de ahogarse en el drama empata prácticamente enseguida. Da gusto ver al equipo incluso en días en los que no se gana, en los que falta algo, en los que la victoria no llega. Está siendo un año memorable, quedan doce partidos. Hay que disfrutarlos. Hay que disfrutar del momento. Del año. De la ola. Carpe Diem.