26 cántabros han solicitado una muerte programada. De ellos, 20 han recibido una contestación positiva y 6 peticiones fueron denegadas. Todos tuvieron que comenzar el proceso haciendo la petición a su médico de cabecera o especialista y tardaron entre 45 y 50 días en recibir una contestación.
De la veintena de cántabros que tuvo una contestación positiva a su petición, 11 murieron antes de poder ejecutar la prestación sanitaria de la ayuda médica para morir y uno está proceso. Siete cántabros han ejecutado su muerte eligiendo el lugar, la fecha y el modo de hacerlo.
La médica de familia y técnica de la subdirección de asistencia sanitaria, Yolanda García, cuenta a Onda Cero cómo han sido esas 7 muertes: la mayor parte en sus domicilios, tan sólo ha sido en hospital porque era donante; y la mayor parte decidió recibir medicación intravenosa administrada por sanitarios, tan sólo uno tomó la medicación por su propia cuenta.
Cifras de Cantabria desde que entró en vigor la Ley en julio de 2021 en el que hubo 14 peticiones de hombres y 12 de mujeres de edades comprendidas entre los 60-69 años y en mayores de 80 con enfermedades crónicas, imposibilitantes o incurables que causen sufrimiento al paciente.