El incendio en la Hoz de Santa Lucía, en el Valle de Cabuérniga, ha calcinado 25 hectáreas de bosque. Al no tratarse de zonas de pasto, y coincidiendo con un nuevo episodio de subida de temperaturas y viento sur, todo apunta a la labor —una vez más— de los pirómanos. Las llamas han estado presentes durante los últimos días en otros puntos como Cabezón de la Sal o Camaleño. Hablamos con los alcaldes de ambos municipios, Víctor Reinoso y Óscar Casares.
Clemente Rasines, de Bosques de Cantabria, nos explica algunos de los efectos de los incendios, más allá de la ya de por sí preocupante pérdida de bosque: la falta de árboles agudiza la subida de las temperaturas y la falta de lluvias, conlleva la pérdida de biodiversidad e impide la absorción de agua en el suelo. En caso de inundaciones esto supone la erosión del suelo, que el terreno se enegue y que, al llegar a los ríos, se produzca una contaminación por nutrientes.