El equipo Recinca, con Chisco y Rafa Benavente, y la preparación mecánica de los alumnos de Formación Promocional del centro de Peñacastillo terminaron su cuarto Dakar Classic con el mismo vehículo, un Nissan Terrano a prueba de bombas. "Aunque el objetivo era terminar entre los diez primeros, entre las sanciones y demás al final no pudo ser", comenta Chisco. Terminaron en el puesto 17 de 71 vehículos, otros siete no acabaron. "La organización imprime cada vez más velocidad a los clásicos y los coches tienen que estar muy preparados para aguantar ese ritmo", apunta. "Este año la meteorología nos ha respetado, ha hecho calor, pero asumible, no ha habido la lluvia torrencial del año pasado", recuerda.
Lo peor ha sido la sanción, que no retiraron del todo por parar a ayudar a otros equipos, algo que forma parte del espíritu del Dakar, algo que tiene claro Chisco Benavente: "Hemos sufrido mucho en esta prueba y tenemos claro que hay que parar a ayudar a gente que está en problemas. Nos han sancionado de manera injusta, pero si no auxiliamos a los suizos se hubieran tenido que quedar toda la noche allí, atrapados en una duna".