Los investigadores que trabajan bajo la dirección de Pablo Arias y Roberto Ontañón en el complejo arqueológico de La Garma (excepcional por su secuencia histórica, que abarca desde el Paleolítico hasta la Edad Media) han descubierto una veintena de cuerpos inhumados en unos nichos localizados en el nivel basal (la zona más profunda) de la Cueva de La Garma. Están datados a finales del siglo VII.
Aún no está claro por donde consiguieron acceder, ya que la zona es inaccesible a pie. Sospechan que habría otra entrada ahora tapada. En la entrada conocida han hallado, por ejemplo, restos de carbón de avellano y estalactitas rotas.
En esa galería, de color negro por la gran cantidad de óxido de manganeso, se encontraban los restos de estos individuos, se han encontrado además múltiples objetos de la vida cotidiana, como hebillas de cinturones, cadenas, ganchos para hilar o acetres (calderos de bronce). Pero también otros objetos, explica el investigador y codirector Roberto Ontañón, presentes en los ajuares funerarios de guerreros y aristócratas de los franco-merovingios en puntos de Europa central.
Durante la presentación de los hallazgos se expusieron un cráneo negro (cubierto por ese mineral), además de armas como cuchillos scramasax o hachas arrojadizas similares a los tomahawk.
Sin embargo, son las espadas de caballería las que hacen pensar que esos guerreros pertenecerían a la élite del ejército.
Aristocracia vinculada con la Reconquista
Es esto lo que hace que estén convencidos de que estaríamos ante los aristócratas del Ducado de Cantabria (vinculados con la monarquía asturiana a través de Pelayo durante la Reconquista o Restauración de los reinos cristianos tras la ocupación bereber).
Desconocen por qué fueron enterrados ahí y no en necrópolis junto a iglesias, como ya era común en la época. Hay varias hipótesis abiertas (desde la enfermedad a enfrentamientos entre facciones), pero lo que tienen claro es que los enterramientos en cuevas se están detectando únicamente en la costa central de Cantabria. Lo único que tienen claro es que en ningún momento vivieron en el interior de la cavidad.
La investigación, aún incipiente, permitirá saber no sólo el sexo o edad de los individuos, sino también su origen geográfico, de qué se alimentaban o si eran parientes. Las tareas de identificación serán complicadas, ya que esa galería es atravesada por un río cuyo caudal varía mucho y remueve y arrastra los restos.
Otro hecho que ha llamado la atención de los arqueólogos es que cinco de estos individuos tenían los cráneos machacados, por lo que sospechan que además de enterrar llevaban a cabo actividades relacionadas con ritos funerarios.
Otros hallazgos destacados
Junto a estos nichos, localizados en la pared de las cuevas, se han encontrado además nuevas pinturas rupestres. Se trata de un conjunto de arte "impresionante" que sin embargo no tienen grandes figuras. Sí pueden apreciarse unos puntos negros y rojos y el grabado de un caballo en el suelo de gran antigüedad.
Además de todo esto, en la cima del Monte de La Garma se ha hallado un nuevo castro, que está siendo datado. Esperan tener la fecha de construcción y utilización en los próximos meses. Se han encontrado restos de una empalizada que confirmaría la existencia de una fortaleza con una muralla de piedra. Han encontrado, por ejemplo, estructuras para sujetar postes.
En el impresionante complejo de La Garma está compuesto por once yacimientos y suma cerca de 400.000 objetos encontrados. La dificultad para acceder a algunas zonas (tardaron entre dos y tres horas en acceder a la galería) o las zonas con suelos blandos complican mucho las investigaciones por el riesgo de deterioro.
