El protocolo recoge que, antes de desechar una dosis, esta puede ser suministrada a algún paciente de la Zona Básica de Salud en la que se encuentre el centro, pero respetando siempre los grupos de prioridad establecidos en la estrategia de vacunación: residentes y personal sanitario y sociosanitario de residencias de mayores, personal de primera línea en el ámbito sanitario y sociosanitario, otros trabajadores de centros sanitarios y sociosanitarios, grandes dependientes no institucionalizados y personas mayores de 80 años.
Para ello, en el documento remitido a los centros de salud se aconseja tener previsto un listado de personas preseleccionadas de acuerdo con estos criterios para, en el caso de que hubiera dosis sobrantes, garantizar su disponibilidad en el tiempo requerido.
La vacuna Pfizer BioNTech, por ejemplo, debe administrarse en las 6 horas siguientes a su reconstitución con el diluyente.