Vita, la madre del niño agredido en el IES Torres Quevedo, explica la familia no tenía "sospechas" de lo que estaba viviendo Antonio. "Estaba encantada con el instituto", según relata durante una entrevista en ‘Más de Uno Cantabria’, porque se suponía “que Antonio tenía un grupo de amigos" en el centro "con los que tenía un grupo de WhatsApp".
Su sorpresa llegó hace quince días cuando, estando en casa junto a otra hija y Antonio, escuchó "algo dentro de lo que él está viendo, que no me gusta y le pido que me lo enseñe. Y en ese momento, empezó la histeria, el ataque. Empezó a pegarme, a pegar a su hermana, conseguimos quitarle el móvil, recoger los vídeos y mandármelos a mi móvil. Y es cuando me encuentro con la papeleta", relata Vita.
Es entonces cuando la madre se da cuenta de que son los presuntos agresores los que "le han mandado el vídeo" y Antonio le dice "que no con la misma fuerza"” pero que le cuenta "lo que está ocurriendo".
La situación "ha ido creciendo" y aunque "ha empezado flojo", "ha acabado de una manera muy fea". Y Antonio "ha ido normalizando la situación", según su madre, que sostiene que "ha ido normalizando" las agresiones "para poder sentirse integrado".
Mucha indignación pero pide calma
Vita reconoce que se pasa "la mayor parte del tiempo llorando" y que la familia lo está viviendo con "mucha indignación". Pero "no quiero venganza ni quiero que les ataquen", porque entonces “estaríamos actuando de la misma forma. Sería otros niños que se encuentran en una situación de acoso también. Y no es eso lo que hay que hacer”.
Lo que quiere es que los agresores “hagan horas sociales en centros donde hay personas que tienen dificultades para seguir adelante en su vida, ya sean discapacitados físicos, discapacitados cognitivos, gente mayor o todo lo que tenga que ver con la con la ayuda social a las personas”.
“Que se dieran cuenta”, explica Vita, “que esta situación de tener a una persona con discapacidad puede ocurrir en cualquier momento dentro de tu hogar”. Porque “papá o mamá o un hermano tienen una enfermedad o tienen un accidente y pueden acabar sentados en una silla de ruedas, igual que está mi hijo”, insiste.