En esta muestra podemos contemplan total de 30 imágenes distribuidas en diferentes bloques temáticos, bajo títulos totalmente evocadores: ‘Una mañana fría’, ‘Alimentarse con veneno’, ‘Héroe nacional’, ‘Hablan, sobre todo hablan’, ‘Las consecuencias’, y ‘Energía nuclear’, componen este proyecto en el que se muestra al mundo, a través de la cotidianidad de quienes aún viven en la zona llamada ‘de exclusión’, la problemática que padece una región que ha sido castigada por la radiación antes y por la invasión de las tropas rusas ahora
Se trata de la primera muestra del programa ‘Miradas, Primavera Fotográfica 2022’, impulsado por la institución que preside Santi Cabañero, en línea con el trabajo que ésta realiza para acercar la cultura y, en concreto, el arte de la fotografía a la ciudadanía, así como para impulsar y difundir el talento de los creadores y las creadoras de este territorio, y esta exposición se ha convertido en un elocuente testimonio gráfico del mayor desastre nuclear que ha conocido el siglo XX, 36 años después de que un lejano 26 de abril de 1986 el tiempo se detuviera para siempre en esa zona llamada ‘de exclusión’.
En esta ocasión, Raúl ha actualizado este proyecto con 5 fotografías más de gran formato, 4 de ellas también vinculadas con Chernobyl y una, la que cierra la muestra, es de Tatiana, una chica que el artista encontró llorando en Ivankiv antes de abandonar su país (pueblo cercano a Chernobyl ahora arrasado por las tropas rusas), con la que, de nuevo, nos acerca la realidad de quienes sufren, mostrando al mundo la problemática que padece una región que ha sido castigada por la radiación antes y por la guerra ahora. De hecho, con esta última fotografía abre un nuevo proyecto dedicado a los refugiados, a la situación actual de Ucrania y a su reconstrucción. El autor recibió en 2021 recibió el VII Premio ‘Sánchez de la Rosa’ de Periodismo (galardón que reconoce al mejor trabajo periodístico del año y que, sufragado íntegramente por la institución albacetense, otorga la Asociación de la Prensa de Albacete), ha agradecido a la institución provincial su compromiso con la cultura y la fotografía y ha explicado que las imágenes que conforman este proyecto, que comenzó en 2010, buscan crear un diálogo con el espectador, dando a conocer la problemática que vive la zona, “que hemos normalizado, pero que existe y muchas personas padecen las consecuencias de vivir en un entorno radiactivo”, al tiempo que ha denunciado la situación actual que se está viviendo en Ucrania tras la invasión de las tropas rusas. Fotógrafo independiente, se caracteriza por desarrollar trabajos de medio y largo recorrido, consiguiendo un acercamiento más profundo, sincero y empático con las historias que trata y con las personas que las protagonizan. Le interesa la fotografía como un instrumento donde indagar en aspectos socioculturales, de desarrollo y de relación con el medio ambiente. Aspectos que le han llevado a iniciar estudios en Antropología .Después de haber trabajado durante varios años en diversos medios de comunicación como fotoperiodista, decidió dar un giro a su vida laboral y personal para centrarse principalmente en proyectos de ámbito humano y medioambiental, como es el caso de esta exposición. Una dilatada trayectoria que le ha valido el reconocimiento a través de premios y becas en Europa y en Sudamérica.
Su trabajo es publicado en distintos medios de comunicación nacionales e internacionales como The Washington Post, ABC, El Salto Diario, 5W, Il Reportage, Diagonal, Osaca, El Español, Super Foto, Dodho, Fisheye Magazine o Condé Nast Traveler, evidenciando que sus fotografías están cargadas de historias que contar.
Francisco García, diputado de Sanidad, ha agradecido a Raúl Moreno el gran trabajo que ha realizado en este proyecto, reflejando con una claridad que traspasa las imágenes, la crudeza de las consecuencias de este accidente nuclear y la indefensión de la pobreza en un territorio en el que la falta de recursos obliga a sus habitantes a comer comida contaminada, al tiempo que ha puesto en valor la técnica utilizada, asegurando que “la luz fría traslada muy bien lo que es el lugar y lo que vivió”, afirmando que “el artista ha sido capaz de fundir lo periodístico con lo artístico elevándolo a categoría de verdad”.
En esta línea, ha explicado que en esta exposición hay un componente de antropología y sociología, “de observar la vida de la gente”, y ha añadido que desde el punto de vista científico se aprecia “mucho de observación participante, sin manipular o intervenir en la vida cotidiana”, remarcando que “es un acierto”, ya que nadie interpreta el instante captado, siendo el visitante el que debe interpretar lo que tiene ante sus ojos.
Un total de 30 imágenes distribuidas en diferentes bloques temáticos, bajo títulos totalmente evocadores: ‘Una mañana fría’, ‘Alimentarse con veneno’, ‘Héroe nacional’, ‘Hablan, sobre todo hablan’, ‘Las consecuencias’, y ‘Energía nuclear’, conforman esta muestra, que también cuenta con una proyección, en la que Raúl Moreno consigue captar no sólo la destrucción y la desolación en esa franja negra y sombría del mundo, sino que da un paso más allá interactuando con las personas que aún habitan allí. Así, junto a instantáneas de la noria de Pripyat (un símbolo comparable en importancia al London Eye, aunque por motivos totalmente distintos) o el bosque rojo…, la muestra se completa con otras en las que se describe la cotidianidad en una de los escenarios más contaminadas del planeta.
Instantáneas de personas con nombres y apellidos que el fotógrafo albaceteño ha rescatado del olvido en este ‘Monólogo sobre Chernobyl’, en el que a través de las imágenes se da voz a los olvidados, con historias como la de Lilia Kovaleva, una niña de unos once años que, ni siquiera había nacido en 1987, hospitalizada en un orfanato de Bielorrusia para menores con problemas mentales; la de Iván Shavrei, un bombero que formó parte del equipo de liquidadores que se encargó de neutralizar, hasta donde fue posible, el desastre de la central nuclear de Chernobyl en 1986; la de Praskovia, una anciana que vive junto a su marido en la zona de exclusión bielorrusa… Historias de personas en las que se aprecia el miedo o la incertidumbre que representa el desastre nuclear, pero que este trabajo devuelve a la memoria y a la actualidad.