MSD Animal Health pone en marcha la iniciativa solidaria “Mayores y Mininos. Adopta un Gato” con un compromiso hacia las adopciones responsables. Una acción para ayudar por un lado en situaciones de soledad no deseada que viven las personas mayores y por otro en el abandono de gatos adultos. El diseño de la iniciativa ha sido realizada por la Cátedra Institucional Animales y Sociedad de la Univ. Rey Juan Carlos y colaboran las entidades de protección animal ANAA, Asociación Feel y Progat Tortosa.
La iniciativa crea una red que conecta a personas mayores en situación de soledad o vulnerabilidad con gatos adultos abandonados a través de las entidades involucradas, estudiando la idoneidad de los emparejamientos, aportando formación, facilitando el proceso de adopción e implicándose en el seguimiento posterior que beneficia tanto a la persona como al gato. Está demostrado que la compañía de los animales reduce la percepción de soledad y aporta importantes beneficios para la salud de las personas.
Entre los beneficios constatados de la convivencia con gatos destacan los relacionados tanto con la salud física como mental. En cuanto a la salud física, la protección frente a accidentes cardiovasculares y el aumento de la supervivencia después de sufrir uno (Friedmann et al, 2003), así como una menor fragilidad física (Taniguchi et al., 2019). En el plano emocional, la relación con un gato se convierte en una fuente de soporte social y de apego (Stammbach & Turner, 1999) que mejora la salud psicológica (Straede & Gates, 2016), y hace de este animal un importante aliado para enfrentarse a la situación de aislamiento social que con frecuencia se asocia al envejecimiento.
En España, los mayores de 65 años aumentan tanto en número como en proporción (8.908.151 personas mayores de 65 años, siendo un 19,1% de la población a 1 de enero de 2018, según el Departamento de Población del CSIC) aunque la situación de pandemia causada por la COVID-19 ha empeorado estos datos. A pesar de que los mayores de 65 viven mayoritariamente en pareja sin otros convivientes, a lo largo de la vejez aumenta la probabilidad de vivir en soledad. Esta situación actualmente la padecen el 29,9% de las mujeres que ha superado esa edad y el 17,7% de los hombres.
Adicionalmente, el abandono de gatos en España crece cada año. El último año del que se tienen datos, según el informe “Epidemiology of Dog and Cat Abandonment in Spain” actualizado en 20192, fueron recogidos en refugios 129.000 gatos abandonados, usualmente por camadas no deseadas, por el comportamiento del animal o por dificultades económicas. El futuro de los gatos abandonados está con frecuencia vinculado a su edad. Para los gatitos es más fácil conseguir una familia, pero no sucede lo mismo con los gatos adultos. En la calle, además, no suelen ser capaces de subsistir, a diferencia de los gatos ferales, y en los refugios es frecuente que fallezcan por el estrés del entorno.
“La ciencia ha demostrado que convivir con un gato aporta muchos beneficios a nivel de salud física y mental. Por tanto, en el colectivo de personas de la tercera edad, donde generalmente la salud se encuentra afectada en algún sentido, compartir la vida con un gato puede ayudar a mejorar su calidad de vida o evitar su deterioro”, según Paula Calvo, doctora en Antrozoología e investigadora de la Cátedra Animales y Sociedad.
El proyecto ha sido posible gracias al programa formativo de MSD Animal Health de medicina felina para el equipo de las clínicas veterinarias “sergato”, que pone a disposición del equipo de la clínica veterinaria un completo programa formativo con el que pueden aprender y especializarse en medicina felina de la mano de los mejores expertos y avalado por entidades de referencia en el sector. Guadalupe Quintanilla, responsable del programa “sergato” de MSD Animal Health, destaca que "formarse con este programa tiene la satisfacción adicional de ayudar socialmente tanto las personas mayores que viven actualmente en situación de soledad no deseada como a los gatos adultos que necesitan una familia.”
Para Nuria Máximo, directora de la Cátedra Animales y Sociedad, “la base fundamental de este proyecto es conseguir un beneficio mutuo para ambas especies. El vínculo entre la persona mayor y el gato adulto se convertirá en un agente protector ante enfermedades y, en paralelo, dotará a la persona de mayor de sentimientos de autoeficacia al ejercer el rol de cuidador. Por su parte, el gato tendrá la oportunidad de vivir en un entorno familiar”.