Todos conocemos a alguien que, al solicitar un préstamo, hipotecario o no, se le exige por la entidad bancaria que alguien le “avale” para concedérselo.
Esta ha sido una práctica casi automática de los bancos durante mucho tiempo, y seguro que mucha de la gente que nos está escuchando es fiador o avalista, o le han exigido en alguna ocasión que sus padres u otros familiares más solventes les avalen cuando han solicitado un préstamo al banco.