En los últimos días los peores pronósticos sobre la situación en Afganistán se han cumplido. Han sido y serán días de dolor, violencia y miedo para el pueblo afgano. Niñas y niños, Mujeres y hombres afganos se enfrentan al fundamentalismo islámico, a la coacción y al despotismo del movimiento talibán que ha tomado el control de su país. Declaramos nuestro profundo pesar y solidaridad con la situación del pueblo afgano.
A pesar de que esta situación afecta gravemente a toda la población niñas y mujeres están siendo especialmente reprimidas, anuladas e incluso asesinadas. Esta vieja situación que se repite en gran número de países de Oriente Medio (como Qatar o Arabía Saudí), deriva en una serie de reformas para limitar la libertad de acción y decisión de las niñas y mujeres. En el caso concreto de Afganistan dicha represión implica la prohibición de estudiar y trabajar, prohibición de salir solas de casa, implantación del velo integral, segregación en el espacio público en lugares separados para hombres y mujeres, etc.
El triunfo de los talibanes en Afganistán refuerza y sirve de apoyo al sistema discriminatorio de tutela masculina que se aplica en otros países del entorno como Qatar donde a las mujeres se les prohíbe tomar decisiones fundamentales para sus vidas: no pueden estudiar lo que ellas deseen, viajar al extranjero o recibir algunas formas de atención de la salud reproductiva sin el beneplácito de sus maridos o padres. Una mujer casada no puede negarse a tener relaciones sexuales con su marido sin una excusa “legitima” a riesgo de ser condenada por desobediente. No pueden asistir a determinados eventos ni entrar a locales donde sirvan alcohol. A pesar de que gran parte de la comunidad internacional está mostrando su profundo rechazo al triunfo de los talibanes en Afganistas baste recordar que el próximo Mundial de Futbol se celebrará en Qatar para dejar patente su hipocresía.
No debemos olvidar que la raíz del movimiento talibán es el integrismo religioso, como también lo es la raíz del estado genocida de Israel, de la limitación del derecho al aborto en muchos países católicos, y el elevado número de violaciones que se dan en la India. Aprovechamos para afirmar con toda seguridad que ninguna mujer es libre bajo ninguna religión. Toda religión arrastra consigo la implantación de un patriarcado coercitivo donde las niñas y las mujeres no son consideradas personas de pleno derecho. Demandamos un estado laico en nuestro país y en todo el mundo.
La oportunidad y la fuerza del movimiento talibán ha sido facilitado primero por la invasión estadounidense y segundo por la inacción de la comunidad internacional muda antes las violaciones de los derechos humanos que se suceden día a día en diferentes partes del mundo.
Rechazamos el papel y la violencia de la OTAN, rechazamos la pasividad de Europa, rechazamos con mayor ahínco si cabe todo fundamentalismo que ejerce la violencia de manera impune y con el que incluso se mantienen relaciones económicas (como las que existen entre nuestro país y Arabía Saudi) ya que bajo el capitalismo parece que el posible beneficio legitima cualquier atrocidad.
Exigimos que se ofrezca asilo a la población afgana, exigimos que nuestras fronteras permanezcan abiertas para quien llame a ellas huyendo de la guerra o del hambre.
Reiteramos nuestra solidaridad con el pueblo afgano.