La programación de las VIII Jornadas Vino y Bautismo Qervantino continuaba ayer jueves con la presentación del libro “Brujas y hechiceras en La Mancha Santiaguista”, de Isabel Sánchez Duque y Enrique Lillo Alarcón.
Cuatro historias reales que sucedieron en el siglo XVI en los municipios de El Toboso, Campo de Criptana, Pedro Muñoz y Socuéllamos. Un relato que ayuda a conocer cómo era la sociedad hace quinientos años y los procesos abiertos, en su mayoría civiles, por motivos de brujería. La Inquisición no perseguía brujas, a decir de Isabel Sánchez Duque, “la brujería no era peligrosa para ellos; la Inquisición lo que más perseguía eran a los conversos, su gran preocupación y apenas persiguió la hechicería”. En este punto marcó la diferencia entre brujas y hechiceras; las primeras decían haber hecho un pacto con el diablo y aseguraban tener poderes, mientras que el poder de las hechiceras, era el del conocimiento adquirido a través del estudio en la naturaleza o bien por fuentes orales.
El cine y la literatura han popularizado a las brujas de Galicia o de Zugarramundi pero a decir de Isabel Sánchez Duque, en La Mancha hubo focos importantes de brujería, principalmente en la provincia de Cuenca y Ciudad Real, destacando en esta provincia Daimiel y Campo de Criptana. En Alcázar de San Juan hubo personas detenidas o exiliadas por motivos de brujería o hechicería. “En La Mancha ha habido bastantes más brujas y hechiceras de lo que se pudiera pensar, estaban muy presentes en el día a día de la sociedad, adquirir pócimas era muy común entonces”, afirmó Sánchez Duque.
Por su parte, Enrique Lillo Alarcón explicaba que las cuatro historias que cuentan en “Brujas y hechiceras en La Mancha Santiaguista” están documentadas en el Archivo Histórico Nacional. Las seleccionaron porque son protagonizadas por personas normales, de la calle. Estas historias sucedieron en una época muy difícil, oscura, dijo, y “cuando la situación es adversa, las sociedades siempre buscan brujas y en el siglo XVI, en La Mancha se buscaban culpables a todos los males”.
Para el presidente del Patronato Municipal de Cultura, Mariano Cuartero, Sánchez Duque y Lillo Alarcón dan cuenta de unas historias muy interesantes en las que aparecen, por casualidades del destino, personajes cervantinos, “lo que viene a demostrar una vez más, que Cervantes conocía muy bien La Mancha y sus gentes”.