La alcaldesa de Alcázar de San Juan, Rosa Melchor, participaba en Aracena (Huelva) en el homenaje que la localidad rendía a su párroco, el alcazareño, Longinos Abengózar que ha prestado allí sus servicios durante 37 años. En el acto el sacerdote recibió la sorpresa de la actuación de Coros y Danzas de Alcázar que él no sospechaba, lo que consiguió emocionarlo visiblemente en el escenario diciendo que veía su sueño cumplido, ya que soñó con esta visita durante mucho tiempo.
Con la comitiva alcazareña también viajó la teniente de alcalde y diputada regional, Ana Isabel Abengózar. Todo el grupo que viajó desde Alcázar participó en el homenaje de despedida que Aracena rendía al que ha sido su párroco durante los últimos 37 años, en el que participaron, además de la alcaldesa de Alcázar y el alcalde de Aracena, Manuel Guerra, grupos de folclore sevillano, la Banda de Música de Aracena, e intervinieron representantes de las asociaciones, con las que ha trabajado, y de la Cofradía a la que ha pertenecido. Un acto entrañable para despedir a este párroco del que se ha destacado su bondad y su incansable trabajo.
La alcaldesa de Alcázar, Rosa Melchor, en su intervención destacaba que Longinos es Hijo Predilecto de Alcázar. Agradecía que Aracena reconozca la trayectoria profesional y personal, que desde su apreciación, siempre ha estado marcada por su disponibilidad generosa, infatigable trabajo apostólico destacado por su entrega; y por ello, considera, está recibiendo gran cantidad de reconocimientos. Lo calificaba como hombre bueno, que transmite alegría y bondad en su trato cercano.
Decía la alcaldesa que Longinos se ha sentido alcazareño y ha llevado a Alcázar en el corazón; ha participado en las celebraciones en torno a la Virgen del Rosario, y es destacable la Fe que le profesa, su Fe, la que le caracteriza y la que ha sabido contagiar a todo un pueblo, contagiar en el modo de querer a la Virgen del Rosario, Patrona de Alcázar. Apuntaba que: bien se nota la huella de este pueblo Aracena en Alcázar, ya que los manchegos son menos expresivos.
Sus 37 años de servicio han servido para la que la iglesia de la Asunción, cinco siglos después, pueda verse finalizada, explicaba la alcaldesa, ya que ha conseguido contar con la colaboración del ayuntamiento y cuantas ayudas han sido necesarias. Volviendo a su otra tierra, Alcázar, es notable y notorio que siente el amor a nuestro pueblo, y a nuestra patrona, afirmaba.
Después de la actuación sorpresa de los Coros y Danzas de Alcázar, subió al escenario un Longinos emocionado, que expresaba las veces que “he soñado con esto: hermanar a Aracena con Alcázar a través de San Blas, (patrón de Aracena y con tradición en Alcázar) y traer a los Coros y danzas de mi pueblo, la pena es que ese sueño se ha hecho realidad cuando ya no soy párroco de Aracena. Pero el señor te paga cuando él quiere”. Destacaba la importancia de la ayuda, la colaboración entre todos para llevar la cruz que Dios nos da “cuando he visto a la alcaldesa, ¿cómo iba a pensar que estaban también los Coros y Danzas? … mi cruz se ha hecho hermosa como mi Torreón, mi Alcázar, mis molinos; mi Alcázar se ha hecho tan grande como el horizonte y el firmamento; me sobra todo porque lo tengo todo”.
El alcalde de Aracena, Manuel Guerra, en este Homenaje de reconocimiento y despedida a este cura párroco, destacaba su trabajo en la acción social, la colaboración con asociaciones que trabajan para ayudar a los demás. Se ha entregado en cuerpo y alma sin dejar indiferente a nadie, decía su alcalde. Trabajador sin descanso, con dedicación y empeño, decía. Destacaba igualmente su perseverancia para la conservación de los edificios de la iglesia. Un hombre que viaja ligero equipaje que ahora se va, por lo que manifestaba la tristeza de todo un pueblo, tristeza de la despedida, pero se quedará en nuestro corazón, afirmaba. Lo despedía con el deseo de que sus próximos días por venir sean un disfrute de la vida con la Virgen de la Esperanza, con la que ahora se va.
Uno de los grupos de música tradicional de Aracena, “Los de siempre”, le cantaron unas sevillanas compuestas expresamente para su persona y para la ocasión. En el acto la Banda de Música interpretó las piezas favoritas del párroco que se despide del pueblo al que ha servido sus últimos 37 años.