En varias localidades de la provincia, Cáritas ya ha empezado a atender a personas temporeras y sin haber llegado aún a la mitad de la campaña, ya se puede observar que este año son más las personas que viven y duermen en el campo y por lo tanto y son más las personas que viven en condiciones infrahumanas.
Cáritas señala que lleva muchos años recordando la vía de escape que supone el no tener recogido en el Convenio del Campo de Ciudad Real, la obligatoriedad de dar alojamiento a las personas temporeras.
Según ha explicado la coordinador del Programa de Acogida y Acompañamiento de Cáritas Ciudad Real, María Dolores Olmedo, esto supone que muchos no pueden acceder a alojamientos dignos por falta de ingresos, que haya personas que se aprovechen y enriquezcan alquilando casas, naves o locales con precios abusivos y viviendo las personas hacinadas y con gran falta de higiene y que muchos opten por vivir en el campo, en tiendas de campaña o en asentamientos.
A esto hay que añadir, dice Olmedo, las jornadas de trabajo de hasta 13 horas, con jornales por debajo de lo establecido, que aun teniendo contrato de trabajo, no se cotiza por ellos todos los días que han trabajado, que les cobran por ir al lugar de trabajo, que existen intermediarios o mafias que se quedan con parte del salario, llegando en algunos casos a retener la documentación de la persona temporera y amenazarlo.
Con todo esto, dice Cáritas el resultado es desolador, un escenario de abusos, explotación, miseria y exclusión intolerable y desgraciadamente, la realidad que viven a día de hoy muchas personas temporeras en el campo de Ciudad Real.
Para resolver esta situación, Caritas Ciudad Real apuesta por el diálogo y el trabajo conjunto de muchas entidades e instituciones: administración pública, inspección de trabajo, sindicatos generales, sindicatos agrarios, cuerpos y fuerzas de seguridad y entidades sociales.