Especialmente este año con la pandemia, ha asegurado el secretario general de Cáritas Diocesana, Ángel Ruiz, se ha podido ver como la vivienda ha sido el primer escudo social para la protección individual y colectiva.
Por ello, afirma Ruiz, es necesario insistir en la necesidad de trabajar, desde todas las administraciones, para evitar que una persona se quede en la calle y, si ya está en ella, ayudarle a reinsertarse en la sociedad.
Varón, español, con estudios primarios, soltero o separado y entre los 26 y los 55 años de edad. Es el perfil de las personas atendidas durante el año pasado por Cáritas Diocesana, un total de 1.407, de las que 990 han sido atendidas en los centros y 417 en los puntos de información.
Además, según ha destacado la coordinadora del Programa de Personas sin Hogar, Carmen Nieto, “de las 197 personas con las que se ha trabajado más en profundidad, acompañándoles en sus procesos de recuperación, 29 han conseguido volver a la sociedad como ciudadanos de pleno derecho”.