Uno de ellos en Pamplona, en junio de 1.990, cuando fue tiroteado desde un vehículo. Y el otro fue en abril de 1.991, cuando recibió un paquete en su casa de Argamasilla de Calatrava, resultando herido su padre. Domínguez Piris ha manifestado que es imposible borrar el recuerdo de estos atentados, porque además en el primero de ellos murió un compañero suyo. Ni olvida ni perdona, ha dicho.
Dice sentir dolor ante las palabras pronunciadas por el líder de la izquierda abertzale, Arnaldo Otegui. Cree que es una disculpa light y son palabras sin contenido. No entiende como terroristas con veinte o treinta muertes a sus espaldas se encuentran ya en la calle cuando tendrían que estar toda la vida en la cárcel.
José Domínguez Piris afirma que las víctimas de ETA se sienten olvidadas y lamenta que la sociedad parece ya no recuerda lo que pasó durante varias décadas de actos terroristas. Es triste, dice, que haya personas que no saben lo que le paso a Miguel Ángel Blanco o a José Ortega Lara y cree que todo esto se debería enseñar en las escuelas.
Durante su actividad terrorista, ETA mató a una decena de ciudadrealeños, como al Guardia Civil de 40 años Andrés Segovia y el policía municipal José Naranjo, ambos de Moral de Calatrava. Y también hubo heridos, como el policía local Francisco Ruiz, natural de Valdepeñas, o el policía nacional Julián Romero, de Ciudad Real.
Igualmente hay que recordar que ETA atentó en Ciudad Real capital, colocando una bomba en el Bar El Peral el 6 de diciembre de 2004. La policía desalojó el local y la detonación provocó heridas leves a dos agentes y al dueño del bar.