En declaraciones a Onda Cero, Molina ha señalado que el incremento en el precio no solo ahoga a los consumidores sino también a los propios gasolineros ya que tienen que invertir mucho más dinero para comprar el carburante.
Ahora, los precios de venta al cliente son muy parecidos a los que había hace un año, la gasolina está entre 1´80 y 1´90 euros el litro y el diésel entre 1´66 y 1´68 euros.
La diferencia es que el año pasado había bonificación de 20 céntimos del Gobierno y otros 10 o 20 céntimos de las petroleras y ahora no lo hay.
Las vacaciones veraniegas y la baja producción de barriles de petróleo son causas que han provocado el continuo incremento en el precio del combustible.
De momento, no ha perspectivas de que a corto plazo descienda el precio, según Francisco Molina, a no ser que los productores aumenten la producción.
Molina no entiende cómo hace dos años el precio del barril era de casi 100 dólares, y ahora, con un precio bastante menos, sin embargo el combustible está unos 50 o 60 céntimos más caro.