Los hechos tuvieron lugar el 14 de agosto cuando los agentes realizaban un control y procedieron a inspeccionar una furgoneta de una empresa de alquiler con matrícula francesa.
Los ocupantes, al ser preguntados por qué productos o materiales transportaban, mostraron cierto nerviosismo que hizo sospechar a los agentes.
Al realizar una inspección de la carga más minuciosa y apoyada por el perro detector de droga del Servicio Cinológico de la Guardia Civil desplazado al lugar, se encontraron ocultas entre los muebles que transportaban numerosas bolsas, que contenían un total de 92 kilos de marihuana lista para su venta.