Rivilla apunta a que una de esas lecciones es la ética del trabajo, "la responsabilidad que tienen los jugadores de la selección española en su día a día, en todos esas pequeñas cosas cotidianas que no se ven pero que son muy relevantes para crecer y llegar al punto en el que están ellos de concentración y rendimiento".
Ha destacado el alto grado de compañerismo que tienen los jugadores del combinado nacional de balonmano y ha querido incidir en lo que ocurrió cuando se lesionó Viran Morros durante los JJOO, cuando se disputaba la fase de grupos. "Ganamos a Brasil y esto nos daba la clasificación para los cuartos de final, pero aún así el vestuario no celebró nada, estaba triste debido a la lesión que sufrió un compañeros del equipo. Luego se recompusieron para luchar y afrontar el resto de la competición con plenas garantías", según ha contado Jesús Rivilla.
El preparador físico de la selección española de balonmano también ha recordado que cuando se perdió en semifinales contra Dinamarca "el equipo estuvo abatido durante unos minutos, pero después se fueron al centro del campo para realizar el grito de siempre. Pero el capitán se dio cuenta de que no estaba Gedeón Guardiola en el grupo, aún se encontraba desolado en el banquillo. Fueron a por el, lo llevaron al grupo y al final todos lanzaron el grito".
Jesús Revilla también ha subrayado la buena convivencia que ha tenido el equipo durante su estancia en Japón, "un estímulo para que el grupo funcione mejor". Considera que esta selección de España es un buen ejemplo "para los jóvenes y no tan jóvenes porque refleja esos valores que muchas veces nos gustaría tener nuestra vida diaria".
El puertollanense lleva cuatro años y medio como preparador físico de la selección absoluta de balonmano y en este tiempo el combinado nacional ha conseguido dos oros en campeonatos de Europa, bronces en un mundial y en los Juegos Mediterráneos y ahora el broche final de este ciclo olímpico con la medalla también de bronce en los JJOO de Pekín.