El parque tiene actualmente unas 330 hectáreas encharcadas, de las 1.800 que pueden inundarse, gracias sobre todo al agua procedente de los sondeos que se han realizado desde los pozos de emergencia.
Por lo tanto, este espacio natural se encuentra al 18% de su encharcamiento.
En este sentido, Escudero ha apelado a los agentes que actúan en las Tablas de Daimiel a que lleven a cabo un uso equilibrado del agua, por un lado, el que se utilizar para el sector agrícola, y por otro lado, el que se destina a bombeo para mantener vivo el humedal.
Escudero recuerda que las Tablas de Daimiel es un humedal fundamental, está catalogada como Reserva de la Biosfera, y asegura que se está jugando el futuro de una joya de la naturaleza.