Los agentes que realizaron dos inspecciones oculares en el estudio que la pareja había alquilado en Santander, y donde presuntamente se produjo el asesinato y descuartizamiento de la mujer, aseguran que en la primera inspección aparecieron 10 restos biológicos y salpicaduras de color rojo que parecían sangre y que se veían a primera vista.
Y en la segunda inspección encontraron otros 23 vestigios, entre ellos, restos orgánicos, biológicos e incluso un resto óseo. Han destacado la aparición de una importante mancha rojiza que también podía ser sangre.
DUEÑO DEL BAZAR Y MULETAS
También ha testificado el dueño del bazar, de nacionalidad china, en el que presuntamente el acusado compró un cuchillo con una hoja muy ancha, unos guantes, bolsas de basura y un carrito de la compra.
El propietario del establecimiento, que ha declarado con una intérprete, ha reconocido los envoltorios del cuchillo y los guantes y asegura que se los vendió a un chico latino que iba con muletas, precisamente el acusado en aquella fecha utilizaba este utensilio ortopédico. Una de las muletas, por cierto, fue encontrada por la policía en el piso donde vivía la pareja.
A este respecto, un agente de la Policía Judicial ha asegurado que el cuchillo, los guantes y el carrito de la compra solo se vendían en ese bazar en todo Santander.
INSPECCIÓN DEL LEVANTAMIENTO DEL CADÁVER Y CENTRO DE LA MUJER
Por su parte, dos policías que intervinieron en la inspección para el levantamiento del cadáver de Nancy Paola han manifestado que las cuatro bolsas en las se encontraron los restos descuartizados se hallaron en una zona de difícil acceso, las bolsas no eran visibles y la sensación es que había sido arrojadas y no colocadas.
También ha declarado una trabajadora social del Centro de la Mujer que se puso en contacto con Nancy Paola para prestarle ayuda porque se dedicaba a la prostitución.
La mujer acudió al centro y quedaron para otra cita, a la que no pudo ir, y posteriormente a una tercera cita, el 20 de agosto de 2020, precisamente el día de los hechos. Nancy Paola le dijo ese día por la mañana que iba a acudir pero después no apareció por el centro de la mujer, según ha dicho esta trabajadora.
La Fiscalía pide para el acusado una pena superior a los 33 años de prisión por los delitos de asesinato, aborto y profanación de cadáveres, teniendo en cuenta además la atenuante de parentesco.
En el juicio, además del Ministerio Público, también están presentes la acusación particular en representación de la familia de la víctima, la acusación por parte de la Junta de Comunidades que se persona al ser un caso de violencia de género y el abogado de la defensa.
Está previsto que el juicio con jurado popular finalice el próximo día 21 de este mes.
