Es taxista en Caracuel desde el año 2010. Se lanzó a la aventura cuando supo que el taxista de la localidad se jubilaba y con 31 años se convirtió en la taxista de unas de las localidades más pequeñas de la provincia, con menos de 150 habitantes.
En declaraciones a Onda Cero, María Rocío reconoce que es un premio inesperado pero está contenta y agradecida, una recompensa que llena mucha, ha dicho. Además de tener una pequeña tienda, decidió trabajar también de taxista porque el otro negocio no era suficiente para salir adelante.
Su día a día es realizar, por ejemplo, una ruta escolar con varios niños del pueblo, o llevar a cabo servicios a la peluquería, el banco o el médico. Asegura que está disponible las 24 horas del día.
María Rocío, que tiene una niña, ha señalado que puede conciliar su vida laboral y familiar con la ayuda de sus padres. Incluso algunas veces la pequeña le acompaña durante un rato en el taxi. Afirma que nunca se ha sentido discriminada por ser una mujer taxista.
Solo el 4% de los trabajadores del taxi son mujeres y por eso María Rocío anima a las mujeres a que se incorporen a esta actividad.