Los ganaderos afectados recuerdan que, si bien ha disminuido el número de positivos por esta enfermedad, el problema persiste y sigue llevando a muchas familias del sector al abandono y la ruina. José García de Mateos, ganadero de Valdepeñas tuvo que realizar un vacío sanitario a causa de la tuberculosis caprina.
Quienes están viviendo esta situación afirman que existe un agravio comparativo muy importante, en comparación con las ayudas económicas que el Gobierno regional ha aprobado para las explotaciones afectadas por la viruela ovina, cuando en ambos casos se trata de enfermedades que obligan al sacrificio del ganado y en el caso de la tuberculosis caprina la cifra de familias perjudicadas es mucho mayor.
Además, el tope de ayudas por explotación es de 40.000 euros para los damnificados por la tuberculosis caprina, frente a 800.000 para los perjudicados por la viruela ovina.
Como ejemplo de las dificultades de acceso a las ayudas de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y el desequilibrio entre la cantidad que reciben y la inversión que hacen, José García de Mateos explica que solo conoce cinco casos de reintroducción de animales en la región con cargo a estas partidas.
Estos ganaderos han gastado 30.000 euros para volver a tener sus cabras y han recibido 1.500 de ayuda.