El convoy compuesto por 9 furgonetas y con 13.000 kilos de ayuda humanitaria emprendió viaje el pasado lunes con destino a Rumanía. Aquí dejaron una parte del material a una organización que la introdujo en la zona sur de Ucrania.
La otra parte de la ayuda la llevaron a un orfanato de Rumanía que tenía más de 30 niños ucranianos y 5 rumanos. Les llevaron comida y ropa, junto a unos regalos que compraron los hijos del promotor del viaje, Francisco Javier Ruiz, vecino de Pozuelo de Calatrava, para los pequeños del centro.
A la vuelta, el convoy se trajo a 32 refugiados ucranianos. Algunos de ellos, la mayor parte niños, se quedaron a lo largo del viaje en diferentes países. Muchos de ellos venían sin nada y fueron entregados a ong´s u organizaciones tipo Cruz Roja que se encargaban de ellos y les ayudan a salir adelante en el país de destino, según ha indicado Ruiz.
Hasta España llegaron 15 personas refugiadas, casi todas se quedaron en Barcelona o Madrid excepto tres que fueron acogidas por uno de los conductores que fueron en el convoy. Se encuentran en Fuente El Fresno y es una familia compuesta por una mujer de 61 años de edad, su sobrina de 28 y su hija de 8 años.
Francisco Javier Ruiz ha manifestado que este segundo viaje ha sido más duro con diferencia que el primero que hicieron hace unas semanas, no solo físicamente por lo que han tardado, tres días más, sino sobre todo emocionalmente.
Y es que la gente con la que han estado, dice Ruiz, “te cuenta historias, ves el sufrimiento en sus caras y toda la ayuda que podemos darle es poca”.
“Ver las caras de los niños en el orfanato cuando les entregamos los regalos y sacarles una sonrisa aunque sea durante cinco minutos significa mucho para ellos”, ha señalado el promotor del viaje, “y no tiene precio ese momento después de tanta pena que han pasado y están pasando fuera de sus hogares”.
De hecho, ya se está pensando en realizar otro viaje, recaudar lo máximo posible, entregar una gran cantidad de dinero para el orfanato y llevar un furgón lleno de juguetes.
Francisco Javier Ruiz relata que en su furgoneta se trajo a una madre y un niño de Járkov, “la cara del pequeño, después de estar más de tres días seguidos en un búnker, solo expresaba alegría de traerlos a España, la madre dolor y angustia por dejar a su marido luchando, intentando hablar cada pocas horas con él, y mientras dormía en el furgón daba sobresaltos en medio de la noche”.