Esta nueva vitrina está compuesta por dos bloques decorados con pigmentos minerales por bandas de cazadores recolectores nómadas, y fue hallada en la denominada "Rambla de la Huerta de Mateo II" en Minglanilla, que sirvió como abrigo a esos cazadores en esa época, según ha precisado el Museo de Cuenca.
Se trata de pinturas rupestres de estilo levantino en colores rojo y blanco, algunas de ellas muy visibles.
La presencia de pintura blanca es muy excepcional (tan solo fue usada con frecuencia en la zona de Albarracín) y, todavía lo es más la presencia de una cabra en la que se repintó una cabeza roja sobre una cabra blanca precedente, pero conservando los cuernos blancos, precisan desde el Museo.
De esta forma, estos restos de pinturas rupestres son "excepcionales" por su conservación, por su composición y por poder ser mostrados en las salas de un museo, que dirige Miguel Contreras.
Es más, se trata de un atractivo turístico "casi único" en toda la geografía de la Península Ibérica.
También son excepcionales por su secuencia estratificada, su vinculación directa con útiles líticos y restos de pigmentos, además de formar parte de un trabajo de investigación de Juan Francisco Ruiz López, coordinador de la excavación realizada en las Hoces del Cabriel.
La vitrina se puede ver en la sala de Prehistoria del Museo de Cuenca.