Piden retomar las visitas para mermar el "abatimiento" de los ancianos
Familiares de ancianos de la residencia provincial “Sagrado Corazón de Jesús” de la ciudad de Cuenca han reclamado a la Consejería de Sanidad que permita las visitas al centro, para evitar más daños emocionales a los mayores, “abatidos” por la falta de contacto con su entorno cercano.
Cuenca |
Así lo han demandado en un escrito dirigido este lunes al consejero de Sanidad, Jesús Fernández, en el que defienden que no hay evidencias de que ellos hayan provocado algún contagio por COVID-19 a los residentes, por lo que no entienden las medidas prohibitivas adoptadas desde hace semanas.
Han recordado que, tras la suspensión de las visitas al inicio de la pandemia el pasado mes de marzo, y durante meses de medidas sanitarias especiales, se reanudaron los contactos el pasado mes de junio.
Algo que se hizo en el marco de unas estrictas medidas de seguridad según la normativa vigente: uso de mamparas, geles hidroalcohólicos, mascarillas, calzas y distanciamiento físico.
Sin embargo, al llegar la segunda ola de la pandemia, volvieron a prohibirse las visitas al centro, que depende de la Diputación provincial de Cuenca, el pasado mes de octubre.
Nivel 3 en Cuenca
La ciudad de Cuenca sigue en nivel 3 de medidas especiales por la incidencia de contagios.
Medidas que suponen la suspensión de visitas sociales en residencias de mayores, centros para personas con discapacidad grave, viviendas tuteladas de mayores y centros residenciales sociosanitarios.
Según este grupo de familiares, es posible retomar las visitas para ver a los suyos garantizando todas las medidas sanitarias.
La restricción total es, opinan, “injusta y poco humanitaria”, dado que supone el aislamiento de los ancianos “de sus familiares y del resto de la sociedad”, apuntan en la carta remitida a Sanidad.
Por ello, instan al Gobierno regional a que sea “empático” y adapte la normativa actual a unas “medidas coherentes que eviten la dramática situación de aislamiento”.
Este grupo de familiares explica que, a través de llamadas telefónicas, los ancianos expresan su abatimiento y pena por verse absolutamente privados del contacto físico y visual de sus familiares.
“Pedid para que me muera porque yo así no quiero vivir”; “estoy cada día más triste”; “¿cuándo va a venir mi hija a verme?”; “mi mayor ilusión es ver a mis hijos", les relatan los ancianos.
Lamentan que tengan que estar en las “cuatro paredes de su habitación” o en un “pequeño salón” al ocaso de su vida, tras haber vivido en la infancia una guerra, las penurias de la postguerra y décadas de duro trabajo.
Videollamadas
Desde la residencia reconocen que las visitas están prohibidas desde octubre y eso está provocando daños emocionales a los ancianos, aunque recuerdan que deben cumplir las medidas sanitarias establecidas.
No obstante, intentan paliar su pena a través del teléfono o videollamadas, según explica en Onda Cero su coordinadora, María Ángeles Briones.
En estos momentos no hay casos positivos entre los residentes, pero cuatro sí cuatro trabajadores están aislados por positivos.
Briones confía en que pronto se puedan reanudar las visitas.