Se trata de una patología con difícil diagnóstico por no existir una prueba concreta. A menudo se la diagnostica por descarte de otras enfermedades, ya que cuenta con un cuadro de síntomas muy amplio, compatibles con otras dolencias. Durante décadas era confundida con la neurastenia. Para la fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica no existe un tratamiento específico y, aunque los resultados mejoran el estado de quien la padece, se limita a paliar sus síntomas. Se trata de enfermedades de las que hay que hablar en femenino porque tienen mucha más incidencia entre las mujeres.