Fermi tenía todo preparado para el que era su objetivo, pero se topó con un nombre que le llamó la atención, Isadora Ramírez García. Al seguir su pista se encontró con los datos de un campo de concentración, Ravensbrück, dedicado a "fabricar" prostitutas y exterminar mujeres. Las supervivientes que salieron de él nunca utilizaban su nombre, lo llamaban "el infierno" y no era para menos.
Aunque los datos son escasos y en cualquier caso menos de los que darían testimonio de la terrible realidad que se vivió en Ravensbrück, más de 150.000 mujeres pasaron por este campo, al menos 400 de ellas eran españolas de las que 26 fueron obligadas, usadas, como prostitutas. A todas las mujeres que entraban en "el infierno" se les aplicaba un criterio de criba, si estaban embarazadas, tenían menos de 8 años o eran mayores, se las llevaba a la cámara de gas. El resto eran marcadas con su número de prisionera, un triángulo negro invertido y se les tatuaba en el pecho "feld-hure" (puta de campo).
De los datos que se salvaron de la destrucción de pruebas que llevaron a cabo los nazis y de los testimonios de algunas de las supervivientes, nace este libro que contempla, los datos de la verdad y una narración novelada que ayuda a contar la historia, porque es necesario. Para todas las víctimas, el olvido sería un nueva condena y su paso por "el infierno" no habría servido ni para aprender del pasado. El 29 de abril se presenta en la UNED de Valdepeñas "Putas de Campo", con el relato escalofriante de lo que ocurrió, durante la Segunda Guerra Mundial, en el "puente de cuervos" (Ravensbrück).