Una reflexión en el más puro sentido, dejando volar los pensamientos de forma libre.

Los hechos de los últimos días y las actitudes y acciones de nuestros políticos me llevan a hacer esta reflexión. Merecemos algo mejor. Mucho mejor.

Han sido tres semanas de temas que pedían reflexión. Y justo cuando me voy a poner a ello aparece la dimisión de Íñigo Errejón y lo que esconde detrás.

El email de un oyente me ha hecho centrarme en eso que llamamos civismo y que cada vez escasea más.

A pesar de que la piel es muy fina y de que las personas se ofenden con cualquier cosita, ha llegado el momento de decir algunas cosas. Y al que es tonto, pues hacérselo saber de la forma más amable. Creo.

Lo que ha ocurrido esta semana con Puigdemont es vergonzoso y vergonzante. Como siempre las responsabilidades se eluden y no se asumen.

Muchas personas piensan igual y lo sé porque me lo dicen. Quizá ellos no pueden decirlo de forma que llegue a mucha gente. Pero yo sí puedo.

Todo nos lo llevamos a la política, que supone la gran palanca para polarizar y dirigir a la opinión pública.

Cuando una relación se rompe siempre hay dudas, rencor y todo tipo de opiniones. Quizá esto no sea lo que esperas.

La reflexión de esta semana la ha inspirado Luis Navarrete y lo que contó el miércoles, Nueva York huele a porro.