Ingresa en la Armada en 1914 y en su juventud fue un notorio piloto de globos y dirigibles de Aeronáutica Naval. Terminada la Guerra Civil se convierte en director del Museo Naval, cargo que ejerce durante más de tres décadas.
El contralmirante juega un papel fundamental en la cesión a la Marina del palacio renacentista construido por Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz, en plena Mancha y lejos de la costa más cercana. Donde quiso fijar su residencia por ser un punto equidistante de la corte madrileña y de las bases de sus escuadras.
Guillén Tato participa personalmente en su restauración y acondicionamiento, explica el capitán de fragata Lorenzo Machado.
El contralmirante, como polígrafo especializado en el mundo marinero, también fue miembro de la Real Academia de Historia y de la Real Academia Española de la Lengua.
En el acto de inauguración de esta sala homenaje a Julio Guillén Tato ha estado el actual marqués de Santa Cruz, Álvaro Fernández-Villaverde, el director del Instituto de Historia y Cultura Naval y el director del Museo Naval, los vicealmirantes Marcial Gamboa y Enrique Torres, entre otras autoridades.