Por un lado, la siembra temprana con manta térmica, que supone alrededor del 10% del total, se solapa este año con las primeras siembras a cielo abierto, debido a la subida de los valores que marcan los termómetros.
A esto se suma la falta de lluvias, con precipitaciones muy inferiores a las habituales. El sector expresa su preocupación por las repercusiones de esta escasez de agua en los cultivos, con rendimientos menores, explica a Onda Cero el presidente de la Interprofesional del Melón y la Sandía de Castilla-La Mancha, José Ángel Serrano.
De hecho, la sequía va a imponer una reducción general en la superficie total sembrada, porque los agricultores optan por racionar la dotación de agua que tienen o, en algunos casos, dedicar parte de esos recursos hídricos para intentar salvar las parcelas de cereal.
En concreto, se calcula que se van a sembrar alrededor de 3 300 hectáreas de sandía y 5 500 de melón en Castilla-La Mancha. Serrano avanza que esperan un producto de gran calidad, con buenos precios aunque pueden ser algo más elevados para el consumidor debido al incremento de los costes de producción, un 10% más altos que hace un año cuando ya experimentaron una subida del 30%.
Las previsiones sitúan el inicio de la recolección en los primeros días de julio y, a partir de ese momento, unos 90 días de comercialización de melones y sandías en Castilla-La Mancha.