A nivel local los cambios en el paisaje, motivados por la presencia o ausencia del hombre o por la propia naturaleza, se pueden ver en el tipo de pájaros que viven en la zona. A nivel general, los datos de la estación de anillamiento, muestran cómo se modifica el entorno influido, entre otras cosas, por el cambio climático.
Esta es una tarea que requiere especialización, hay pocos anilladores, dos en la comarca de Valdepeñas, reconocidos por el Centro de Migración de Aves, que pertenece a la Sociedad Española de Ornitología. José Guzmán es uno de ellos.
En casi tres décadas anillando el paisaje y la comunidad de aves han cambiado mucho. En el hábitat de rivera del arroyo de Las Aguas de Santa María había entonces una viña emparrada, una rareza en aquella época, rodeada de zarzales y una olmeda. Ahora el entorno se ha degradado, los esqueletos del olmo europeo, amenazado por la ‘grafiosis’, han sido sustituidos por otras especies de plantas invasoras como el ailanto y ha desparecido la viña. Las aves ligadas a los medios agrícolas han dejado paso a las aves ligadas al matorral. Una información con un alto valor medio ambiental, como explica el ornitólogo.
Igual de importante es para Valdepeñas y su comarca el valor pedagógico de esta estación de anillamiento, un recurso casi desconocido para la comunidad educativa.
Guzmán reconoce que contar con el respaldo de las administraciones públicas, en este caso el Ayuntamiento, vendría bien para determinadas actuaciones y, aún más interesante, sería despertar el interés pedagógico por este desconocido recurso. Por ejemplo, apunta el ornitólogo, alguna jornada demostrativa que podría organizarse si es demandado por los centros educativos.