El consejero de Agricultura, Francisco Martínez Arroyo, anunciaba la Escuela de Pastores de Castilla-La Mancha como una propuesta estrella con el objetivo de que siga habiendo ganaderos de extensivo en la región "comprometidos con la oveja de raza Manchega". El primer curso se va a realizar esta misma primavera en la finca La Nava en Valdepeñas.
Esta noticia ha sido recibida por ganaderos de las provincias de Ciudad Real y Toledo con asombro, se preguntan que pasa con todos aquellos que se dedican al caprino o al ovino, que no es raza manchega. Muchos han sufrido graves pérdidas o el cierre definitivo por los casos de tuberculosis en cabras, otros han vendido o sacrificado sus rebaños sobrepasados por el incremento de los costes de producción.
Para algunos esta propuesta tendría sentido, siempre que hubiera un futuro para quienes aprendieran el oficio de pastor.
Otros creen que adquirir los conocimientos necesarios para cuidar el ganado necesita la experiencia de los años y nadie, excepto quien cobre por impartir estos cursos, va a obtener un beneficio real. Piensan que es "absurdo", porque prácticamente nadie quiere dedicarse a un oficio tan sacrificado.
Y aquellos ganaderos que han heredado, de generación en generación, el oficio de sus padres y han visto como sus hijos se veían forzados a renunciar porque no había futuro se pronuncian con contundencia. No podían vivir de ello.