Estos restos arqueológicos se descubrieron en el año 2020, durante las obras de construcción de una rotonda para mejorar el acceso al paraje. Desde entonces se trabaja para ir aportando datos sobre esta villa romana, primero en los espacios dedicados a la elaboración de vino, luego en la zona de los baños termales y ahora en los lugares de uso habitacional, ha explicado Tomás Torres, director del proyecto.
La teniente de alcalde de Cultura y Turismo, Vanessa Irla, ha destacado la importancia de los trabajos en este yacimiento, financiados por la Junta de Comunidades y el Consistorio. Un enclave de unos mil metros cuadrados, organizados alrededor de un patio central, que iniciaría su actividad en el siglo I de nuestra era.
Este asentamiento estuvo en uso durante varios siglos, por eso la próxima campaña se quiere centrar en la zona de la villa del siglo III y IV. Además, los investigadores plantean volver a contar con el georradar para descubrir nuevos espacios como la necrópolis.
Entre los objetivos a medio plazo, está conseguir la inversión necesaria para restaurar y consolidar el yacimiento, con la vista puesta en que sea visitable.
