Dos décadas maridando cine y vino han consolidado este festival como una referencia para aficionados y también para profesionales y amateurs del género cinematográfico, que incluyen esta cita en el circuito de certámenes al que presentar sus trabajos y optar al Premio Airén, al mejor cortometraje.
De esta forma, el Festival de Cine y Vino de La Solana es, con frecuencia, escenario donde se pueden ver algunos de los cortometrajes que después alcanzan relevancia a nivel nacional. Paco Romero, director del Festival.
La proyección de los 51 cortometrajes seleccionados por el jurado para la sección oficial a concurso, entre las 650 cintas recibidas, es parte fundamental de la identidad cultural del festival. Esta tarde, en la sesión inaugural, se elegirá el corto ganador del Premio Jesús Onsurbe, que otorga el público.
En esta edición se proyecta el corto local de Chus Lara y, como novedad, este año una propuesta sobre educación en valores destinada a toda la familia, con el largometraje Jurado número 2, de Clint Eastwood, y el cortometraje Otoño. También se va a poder ver Soy Nevenka de Iciar Bollaín y La virgen roja de Paula Ruiz, además de las sesiones matinales dedicadas a los centros educativos.
El vino es el otro pilar de este festival, con tres catas maridadas y comentadas. Para complementar La Solana apuesta por una ruta gastronómica, a la que se han adherido una quincena de restaurantes, que presentan platos y raciones especialmente elaborados para la ocasión.
En esta vigésima edición el festival vuelve a cerrar con una gala de clausura, en el Teatro Tomás Barrera, con la entrega de premios de las secciones oficiales y presentada por Eva María Rodrigo.