Representantes del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), dependiente del Ministerio de Cultura y Deporte, y de la Diócesis de Palencia presentaron esta mañana los trabajos de restauración realizados sobre un fragmento textil, de probable origen fatimí, que envolvía una reliquia descubierta en la capilla de San Jerónimo, en la Catedral de San Antolín, durante las últimas intervenciones realizadas en la seo con motivo de la conmemoración de su VII Centenario. Este tejido, cuyas dimensiones son de 136 por 154 centímetros, está realizado con urdimbre de seda y trama de lino con ligamento en tafetán de color azul. En uno de sus extremos presenta una banda decorada con motivos geométricos en amarillos, rojos y azules, así como elementos en negro. Contiene una inscripción que cambia en su manufactura, debajo de la cual se encuentra una transición de tejido en color natural y una nueva banda con decoración sobreteñida de azul.
Durante la presentación, el obispo de la Diócesis de Palencia, Manuel González, -acompañado por el subdelegado del Gobierno en Palencia, Ángel Domingo Miguel, y el comisario de ‘Renacer’ y canónigo fabriquero, José Luis Calvo- destacó el amplio número de piezas artísticas que se han descubierto en el transcurso de las últimas intervenciones realizadas en la seo, «un patrimonio del que debemos alegrarnos todos los palentinos» y puso en valor que la Catedral de Palencia constituye «una caja de sorpresas» que arroja, cada poco tiempo, nuevos y reveladores hallazgos.
Susana Alcalde, subdirectora general adjunta del Instituto del Patrimonio Cultural de España (adscrito a la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales del Ministerio de Cultura y Deporte), puso el acento en la «singularidad de una pieza» que ha motivado no solo un complejo proceso de restauración, sino también un proyecto de investigación y análisis sobre los orígenes y el proceso de confección del tejido. «La gestión del patrimonio cultural es un compromiso de todos los agentes y administraciones implicados», reconoció Alcalde.
Esther Galiana, técnico responsable del proceso de restauración, recordó el mal estado de conservación en el que se hallaba la tela cuando llegó al departamento de textiles del Instituto. Este «tafetán de seda y lino, con una banda decorada con una técnica de tapiz, muy habitual en el siglo XI» mostraba —subrayó— «arrugas, deformaciones y pliegues», además de «grietas, pérdidas de tejido, roturas de trama, decoloraciones o manchas», alteraciones resultado de haber estado envolviendo un hueso y «estar depositada en un relicario». De hecho, durante el proceso de análisis del tejido se pudieron recoger muestras del «fragmento de hueso que conservaba la reliquia» y se demostró el empleo de pigmentos de gualda, quermes e índigo para su coloración. El tratamiento de restauración realizado en el IPCE ha consistido en una limpieza mediante microaspirado y en la eliminación de arrugas y deformaciones con agua micronizada por ultrasonidos. La consolidación del tejido se ha realizado colocando en su reverso un tul de crepelina de seda en color natural sujeto con hilo de seda, cuya transparencia permite apreciar la delicada ejecución del tejido original.
María Judith Feliciano, investigadora independiente experta en textiles, señaló durante la presentación de la pieza que se trata del «descubrimiento textil español de mayor envergadura de los últimos 20 años», una obra «única y valiosa» que pudo tener su origen a finales del siglo XI. Antes de utilizarse como envoltorio de reliquias, el tejido seguramente tuvo otros usos litúrgicos, tal vez como velo humeral (o de hombros), paño de altar o adorno del fascistol del coro. Este tipo de tejido, con ricas decoraciones de medallones e inscripciones genéricas en árabe, se comercializó con enorme éxito en la península Ibérica durante el periodo medieval. En este caso, la banda de tapicería repite la frase en árabe al-mulk lillah (“el poder/el reino es de Allah/Dios”), una frase habitual de ese periodo histórico.
La factura técnica y el color azul remiten a talleres egipcios, con el destacable detalle, en este caso, de que el azul se añadió tras la manufactura en el telar, sumergiendo expertamente la pieza ya tejida en una cuba de tinte evitando la banda más ancha de tapicería. Aunque la posible manufactura en un taller andalusí no es descartable, la falta de paralelos y los detalles técnicos sugieren con probabilidad un origen egipcio.
La cuidadosa restauración del tejido se ha realizado en el taller de tejidos del Instituto del Patrimonio Cultural de España de la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales del Ministerio de Cultura y Deporte mientras que su estudio actual se enmarca en el proyecto de investigación “El tesoro ibérico en contexto: Colecciones, conexiones y representaciones en la península y más allá” (RTI2018-098615-B-100), dirigido por Therese Martin (CSIC). El descubrimiento de la pieza y la investigación que ha acompañado este hallazgo forman parte también de los contenidos de 29ª congreso del Centre International dEtude des Textiles Anciens (CIETA), que tiene lugar en Zurich (Suiza) hasta el próximo 6 de octubre.