Montaña Palentina

Galletas Gullón incorpora un 30% rPET en sus envases salados

Los recipientes de 350 gramos de productos salados, que en el caso de las galletas además son 100% reciclables, incorporan esta medida desde enero de 2024.

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Galletas Gullón incorpora un 30% rPET en sus envases salados | Gullón

Galletas Gullón reafirma su compromiso con el entorno trabajando por la economía circular. La galletera centenaria líder en el sector y principal fabricante de Europa ha puesto en marcha una exigente hoja de ruta que le ha permitido incorporar un 30% rPET en los envases salados de 350 gramos que comercializa desde enero de 2024.

Concretamente, esta estrategia supone adelantar y mejorar el objetivo de integrar, al menos, un 25% rPET en envases PET en 2025. De este modo, Galletas Gullón acelera la reducción y una óptima gestión de los residuos de envases en el corto plazo.

“Como compañía, en Galletas Gullón nos preocupamos mucho por nuestro entorno e intentamos que nuestros productos sean lo más respetuosos posible con el medio ambiente. Somos conscientes del reto climático al que nos enfrentamos y, por esta razón, ponemos todos nuestros esfuerzos en fabricar envases lo más respetuosos posibles con el medio ambiente”, explica Paco Hevia, director corporativo de Galletas Gullón.

Esta estrategia de economía circular desarrollada por la galletera aguilarense se enmarca en el Plan Director de Negocio Responsable de Galletas Gullón para el fomento del reciclado de alta calidad, reduciendo el impacto de determinados productos de plástico en el medio ambiente en línea con lo establecido por el Real Decreto 1055/2022, de envases y residuos.

Asimismo, con el fin de impulsar la gestión ambiental de manera responsable y continuar contribuyendo al desarrollo de los ODS de la Agenda 2030, Galletas Gullón ha creado los grupos de trabajo de Descarbonización y de Economía Circular. Gracias a ello, ha reducido un 8,44% sus emisiones de alcance 3 en 2022, lo que implica no solo las emisiones realizadas por la compañía, sino todas las atribuidas a su actividad económica. Esta disminución de la huella de carbono, junto con su evolución anual, sitúa a la galletera un paso más cerca de su objetivo para 2030.