UPA PALENCIA denuncia los reiterativos ataques de lobos a las ganaderías de la montaña palentina que se cuentan a diario y que suponen una sangría económica elevadísima para los profesionales del sector e inasumible actualmente por los elevadísimos costes de producción en su actividad diaria.
Las continuas denuncias que llegan a UPA reflejan la realidad actual de descontrol absoluto de la especie, que convierte en insostenible la situación para los ganaderos, puesto que las indemnizaciones, actualizadas o no, siguen sin compensar el precio real y mucho menos el lucro cesante.
Los ganaderos palentinos de esta zona de la provincia se sienten doblemente indignados, puesto que sus colegas de la vecina Cantabria reciben indemnizaciones por ataque de lobo superiores a las que se pagan en Castilla y León, y la compensación por los daños a los potros está muy por debajo del valor de Cantabria y del valor del mercado.
Además, tras la última decisión de la Administración regional de actualizar los pagos por `lobada´ la burocracia que sufrirán los ganaderos palentinos será doble. Ahora tendrán que volver a presentar los documentos pertinentes de los daños causados por los lobos desde septiembre del 2021, que ya tiene la Administración registrados, pero que a pesar de eso nuevamente tendrán que volver a presentar los afectados.
UPA PALENCIA además denuncia el problema que sufren los ganaderos de la montaña palentina y es que en muchos casos por las prácticas extensivas de la zona es muy difícil demostrar que se trata de un ataque de lobos cuando en realidad así lo es en el cien por cien de los casos de la desaparición de ganado.
UPA califica como incomprensible que se siga permitiendo que la fauna salvaje esté acabando poco a poco con la actividad ganadera extensiva en esta provincia, tan valorada desde el punto de vista ambiental y gastronómico. UPA lamenta que la inacción de las administraciones en materia de control del lobo y de la alimentación del mismo deje en una situación de indefensión absoluta a los ganaderos, que son quienes “dan de comer” y quienes pagan en primera persona las consecuencias de los irresponsables que apuestan por el “cuantos más lobos, mejor”.