Continúa la ceremonia de la confusión en torno al banquillo azulgrana. Pasan los días y el desenlace no solo es imprevisible sino que parece cada día más lejano. Tras la breve toma de contacto de ayer, las partes quedaron en futuras y variadas reuniones, síntoma de que el tiempo pasará y tardaremos aún en conocer, a ciencia cierta, quien será , definitivamente, el inquilino del banquillo barcelonista la temporada 2020/2021.
Joan Laporta presentó su candidatura allá por el mes de Noviembre, hace la friolera de seis meses , y se supone que con proyecto tanto económico como deportivo, en el que poder basar su apuesta por el Barcelona del futuro. Luego fue elegido presidente mayoritariamente en el mes de Marzo, hace ya más de dos meses, tiempo más que suficiente para saber que quiere y como lo va a intentar conseguir en su mandato.
Porque hemos de presuponer que Joan Laporta, a estas alturas, tiene bastante claro lo que quiere y también si puede hacer todo lo que pretende con las menguadas arcas que le dejó su predecesor Josep María Bartomeu.
Esa es la única coartada para que ahora mismo el Barcelona y su junta directiva , no hayan tomado aún las decisiones más importantes y de las que depende el futuro deportivo de la entidad. La Renovación de su buque insignia y gran estrella mundial Leo Messi y la elección del encargado de dirigir a la plantilla la campaña venidera.
El problema radica en la falta de seguridad y de proyecto que desprenden los primeros pasos tras la conclusión del ejercicio deportivo. Si Ronald Koeman es la apuesta definitiva, porque no haya recursos para sustituirlo o porque las alternativas que gustan son ahora inviables, debe hacerse de forma rotunda e inequívoca. No puede parecer que el técnico holandés inicie la temporada en posición de debilidad. Sería muy malo para dar sensación de confianza y fuerza ante el vestuario para su entrenador. Y si no se está convencido de que sea el hombre ideal, no hay mucho más tiempo que perder. Deben sentarse las bases de la revolución y una revolución deportiva del calado que pretende Joan Laporta no se consigue en pocos días, por eso me asalta la duda de si Laporta sabe realmente lo que quiere.