El pesebre de la plaza Sant Jaume de Barcelona ha abierto al público este viernes emulando una cena familiar con una mesa de gran formato y sus sillas, que representan a personajes del belén tradicional, con Jesús presidiendo la mesa, personificado con un babero con su nombre colgado en la silla.
También están María, José, el 'caganer', un pastor y los Reyes Magos, entre otros personajes, que se sientan alrededor de una mesa cubierta de musgo y con un poema y deseos sobre una estrella fugaz, el Arte, la Bondad y la Belleza, cuyos versos están distribuidos en los diferentes platos y dentro de nidos.
El pesebre, obra de Sebastià Brosa, versa así sobre los conceptos navideños de las comidas familiares y los buenos deseos mediante sus figuras, que podrán verse hasta el 6 de enero, mientras que el pesebre tradicional que se expone en el Museu Frederic Marès se podrá visitar hasta el 2 de febrero.
En declaraciones a los medios este viernes, Brosa que se ha inspirado en el acto de volverse a encontrar con la familia por Navidad, y ha puntualizado que los nidos de la mesa simbolizan la vuelta a los orígenes y la sensación de sentirse a gusto y recogido.
El artista, que es escenógrafo y ilustrador, ha confesado que de pequeño siempre construía el pesebre en su casa y que puede entender que a las personas más tradicionales "no les guste nada" su pesebre, pero en esta dirección ha apuntado que los visitantes pueden asistir al clásico del Museu Marès.
Por su parte, el pesebre clásico, que ha sido creado por más de 20 miembros de la Associació de Pessebristes de Barcelona, se ambienta en el Pedraforca y está creado a partir de materiales naturales como corcho, musgo y figuras de madera, elaboradas a mano en un taller italiano, y cuenta con las tres escenas tradicionales: el nacimiento del niño Jesús, la anunciación de los pastores y la cabalgata de los Reyes.
El presidente de los pesebristas, Josep Porta, ha explicado que los dos pesebres se complementan perfectamente y que el hecho de que haya dos significa que "el pesebrismo está más vivo que nunca".
El director de Cultura Popular del Institut de Cultura de Barcelona, Francesc Fabregat, ha aseverado que el pesebre clásico no es una respuesta al moderno, sino un complemento: "Que los artistas jueguen a hacer pesebres desde su punto de vista es bueno".