El tratamiento consiste en someter la zona del corazón donde se origina la arritmia a una dosis muy elevada de radiación para crear una cicatriz en el área y así eliminarla.
La técnica tiene su origen en EEUU donde tan sólo se ha utilizado en una veintena de casos. La intervención dura unos 30 minutos, lo que reduce el tiempo de las técnicas actuales de ablación, que pueden durar hasta dos horas.